Video conversación: Aprender es cambiar

Este es el resumen del video a continuación:

¿Recuerda el último buen libro que leyó? Se siente paradójico que, mientras hemos reducido el analfabetismo a los niveles más bajos de la historia, pareciera ser la época cuando menos hemos leído. Nos referimos a leer como manera de incorporar – hacer pasar por el cuerpo – nuevos conceptos que robustecen el intelecto, el espíritu, nuestros hábitos, y enriquecen el repertorio desde donde pensamos, hablamos y actuamos. Si bien existen múltiples formas de aprendizaje que combinan los sentidos auditivo, visual, táctil, gustativo, olfatorio, intuitivo y vivencial, la lectura sigue siendo una forma efectiva de adquirir algunos conocimientos que sería difícil de otra forma. Argumentamos que, más desarrollante que leer como se leen las noticias o, peor aún, las redes sociales, es leer textos que hayan sido curados, redactados, editados por personas que crearon una obra basándose en las obras de otros que les precedieron. ¡Cuidado! Esto no quiere decir que no haya libros de conocimiento originario de algún autor. O que no haya valor en leer comentarios y opiniones de personas en redes sociales. Sí creemos que es importante distinguir si somos adictos a las noticias (“news junkies”), acumuladores de información, repetidores de datos – falsos y verdaderos – o si, por el contrario, la lectura es nuestro mecanismo de aprendizaje para ir cambiando de manera consciente e intencional de quienes éramos a quienes queremos llegar a ser. Sugerimos que leer 10 horas de un buen libro resulta en una mayor transformación personal que leer 10 horas de noticias o redes sociales. Esta es una propuesta impopular en la era de la gratificación instantánea, porque 10 horas de lectura de un libro requiere de varios días o quizás semanas. Lanzamos el desafío de que lean 20 libros por año en lugar de 200 horas de redes sociales. Equivale a leer 30 minutos por día. Empiece hoy mismo. Sepárese de la información que intoxica el sistema nervioso – cada persona sabe a qué nos referimos – y retome aquel libro en el estante o mesa de noche que ha estado acumulando polvo. Nuestra gran apuesta es que su bienestar está garantizado si lee un buen libro, además del valor agregado de transitar por la aventura que es el viaje de la lectura. Tal vez sonaremos a viejos con esta sugerencia. Pero nunca es tarde para retomar o cultivar el hábito de la lectura, igual para los viejos como nosotros y para los jóvenes. Su familia y su comunidad también lo agradeceremos.


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