Dice la Revista Fortune que los recién graduados universitarios en Estados Unidos, se están encontrando con algo que ya sabíamos que iba a ocurrir: a la hora de seleccionar personas para sus puestos, las empresas le están dando mayor importancia a lo que se llamaba destrezas blandas que al título en sí.
Esto es importante porque en ese país los estudiantes se endeudan para cursar sus estudios universitarios, lo cual también ocurre en Costa Rica, no con tanta intensidad. Pero también es importante porque esa tendencia de las empresas podría tener consecuencias indeseables.
Los estudios en general, y los universitarios con mayor razón, han sido vistos en Costa Rica como un machetico, con el cual resulta más fácil abrirse paso hacia puestos estables y bien remunerados. ¿Qué hará que las empresas hayan cambiado su política de selección de personal? Me atrevería a pensar que piensan de esta manera: es más fácil enseñarle a una persona cómo hacer su contribución a la tarea sustantiva de esta empresa mediante entrenamiento interno, que enseñarle a quien no lo sabe, cómo resolver problemas, cómo relacionarse eficazmente con ocasión del trabajo, cómo pensar críticamente, cómo ser más creativo o cómo gestionar acuerdos, todas estas, destrezas esenciales que los reclutas deberían haber aprendido en las universidades.
En la formación universitaria hay al menos tres componentes. Un componente conceptual que son los contenidos que hay en los libros de texto. Un componente de destrezas profesionales, que como decía un buen amigo, consisten en enseñarle a los estudiantes, cómo piensa y acciona una persona que ejerce esa profesión. Y desde hace varios años, un componente de destrezas esenciales, mal llamadas destrezas blandas.
Ignoro si las universidades costarricenses se están ocupando de manera exitosa del desarrollo de destrezas esenciales, lo cual no se puede responder afirmativamente con solo que alguna nos muestra su pensum, en el cual encontramos cursos referidos a esas destrezas. Una cosa es ofrecer un curso y otra poder afirmar que se ha obtenido el resultado planeado. ¿Cómo evaluamos que un estudiante es un contribuyente positivo en un grupo de trabajo o que tiene destrezas para gestionar acuerdos? Eso no se puede evaluar con un examen de escogencia múltiple.
Otro tema importante es que la universidad debe preparar al graduado para contribuir a la convivencia macro en la cual se desarrollará su vida. Ronald J. Daniels, Presidente de Johns Hopkins University, en un artículo en la revista Democracy, edición de primavera 2023, bajo el título Lo que las universidades le deben a la democracia, dice lo siguiente: Nuestras instituciones democráticas son intermediarios vitales entre ciudadanos y gobiernos para preservar tanto la voluntad popular como el estado de derecho….Estas entidades tienen especial relevancia en la promoción del bien común y en la protección de la libertad individual, y en amortiguar las tensiones entre los muchos y los pocos. Son fundamentales para el éxito o fracaso de la democracia liberal. Nuestras universidades están entre estas instituciones indispensables. El señor Daniels es autor de un libro con el mismo título del artículo.
El Estatuto Orgánico, artículo 3 señala que la Universidad de Costa Rica debe contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común… y luego, en el artículo 5 inciso h expone de la siguiente manera, un propósito conducente a lograr lo que dice el artículo 3: Estudiar los problemas de la comunidad y participar en proyectos académicos para eliminar las causas que producen la ignorancia y la miseria, promover un régimen social justo, el bienestar de la sociedad y el desarrollo integral del ser humano, en armonía con el ambiente.
En este momento, surgen algunas preguntas serias ¿Están las universidades costarricenses haciendo la tarea de formar a sus graduados para esa convivencia macro? Si no la estuvieran haciendo, al menos las universidades públicas, ¿no debería el país reclamárselos? ¿Sería ético que las universidades privadas no realizaran esa contribución a la buena convivencia nacional?
Y en cuanto a las empresas preguntémonos si harían bien en preferir a candidatos a empleo que tengan las destrezas requeridas aunque no tengan diploma universitario. ¿No sería esto eliminar un incentivo a que los candidatos a empleo realicen estudios universitarios? Y si la formación universitaria aumenta la probabilidad de una mejor convivencia nacional, ¿al restarle importancia al título universitario, estarían las empresas debilitando su aporte a la vida nacional?
Todo esto vale la pena pensarlo despacito. Para hacer ese ejercicio, aporto mi punto de vista:
Pienso que los estudios universitarios son una experiencia de aprendizaje conceptual. Pero deben ser también una experiencia vivencial que promueva el desarrollo personal y la contribución al bien común. Esa era la aspiración de la creación de los Estudios Generales en 1957.
La formación universitaria debe impulsar al graduado a ganarse la vida, lo cual no se agota en el ganarse un ingreso porque ganarse la vida es mucho más que eso. Ganarse la vida, es vivirla de manera buena y feliz, como enseñaba Aristóteles. Con el impulso de la buena formación universitaria, el graduado tiene el resto de su vida para irla viviendo de manera buena y feliz.
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Artículo de Fortune Magazine: Bad luck for fresh-faced graduates who have splashed thousands on a degree: Job ads not requiring one is up 90%, according to LindedIn data.
Estatuto Orgánico de la UCR. https://www.cu.ucr.ac.cr/normativ/estatuto_organico.pdf
What universities owe democracy. Ronald J. Daniels en la revista Democracy https://democracyjournal.org/magazine/64/what-universities-owe-democracy/
What universities owe democracy, Ronald J. Daniels, libro en Amazon. https://www.amazon.com/What-Universities-Democracy-Ronald-Daniels-ebook/dp/B08XN2GBS3