Contaba Alberto Di Mare que su profesor de economía en la Escuela de Derecho, don Alberto Martén, luego creador del Solidarismo, para explicar lo que es la recesión económica, después de enumerar los síntomas y consecuencias dijo que la mejor manera de ilustrar todo eso, era la canción Lamento borincano del compositor Rafael Hernández compuesta en 1929. Y se puso a cantarla. Lo imagino cantando, pausado, bien trajeado, en el viejo edificio de la UCR en el Barrio González Lahmann, donde ahora está la Corte. Una canción puede decir más que un libro.
Viaja el jibarito lleno de contento con su producto a lomos de una yegua, haciendo cuenta como la lechera, de las cosas que va a comprar cuando venda el fruto de sus esfuerzos. Y después de pasar todo el día en el mercado, no consigue vender nada. Posiblemente ya dejó en casa lo de su consumo. ¿Para qué devolverse con el producto? Si no lo vendió en el mercado, ya no habrá dónde venderlo. Imaginémoslo dejando la carga en el mercado. A precio cero, tal vez haya quién vaya por él. Y si la situación era de recesión ya habrá quienes sabrán que todos los días quedan productos sin vender y lleguen a llevárselo. Por eso regresa a su hogar lamentándose ¿Qué será de Borinquén mi Dios querido? ¿Qué será de mis hijos y de mi hogar? Esa canción es buena ilustración de por qué se le llama a la economía la ciencia lúgubre.
Debería haber una canción también para expresar el sentimiento de los desocupados. No poder obtener un empleo es para todos los efectos individuales, como vivir una situación de recesión. Se tiene algo para vender -tiempo y energía- y no se lo logra vender. Por aquí decimos no conseguir brete. En España dicen estar en el paro. Peor lo segundo que lo primero. Estar en el paro suena como una desdicha permanente. No conseguir brete es algo que podría solucionarse mañana.
Reflexiones semejantes despierta el Ojalá que llueva café de Juan Luis Guerra, compuesta en 1989. Esta tiene elementos de realismo mágico con los cuales se podría conjurar la pobreza.
Ojalá que llueva café en el campo
Que caiga un aguacero de yuca y té
Del cielo una jarina de queso blanco
Y al sur una montaña de berro y miel
Llama la atención que ambas canciones están a 60 años de distancia. Hoy estamos a 34 años de la última. Y en Latinoamérica muchos segmentos de su población siguen en la misma.
En la canción de Rafael Hernández, parece que una buena situación desapareció, y apareció la recesión. La de Juan Luis Guerra nos trae imágenes de una situación crónica ante la cual se ha llegado a la resignación. Esta canción tiene algunas alusiones implícitas a la brecha socioeconómica, como cuando dice Pa’ que en Villa Vasquez oigan este canto. Villa Vázquez es un poblado con demasiadas necesidades insatisfechas … -quintiles de bajos ingresos- .Y Pa’ que en La Romana oigan este canto es una alusión a la zona en la cual se ubica un famoso club campestre -quintiles de altos ingresos-. Y esta imploración: pa que en el conuco, no se sufra tanto. Un conuco es una pequeña propiedad rural con su huerto.
En las ciencias físicas deslumbra la objetividad matemática. En ciencias sociales, es otro cantar. Ahí la impredecible voluntad humana tiene mucho que hacer. En física las verdades se descubren. En ciencias sociales, algunas verdades se fabrican. Costa Rica ha conseguido fabricar algunas verdades. Ese es el oficio de la buena política. Volvemos a recordar a don Pepe, quien decía que, a él más que la problemática, le interesaba la solucionática.
El lenguaje de ambas canciones es más expresivo y movilizador que un texto de economía. Parece ser que la aspiración a la objetividad de la academia ha ido depurando el lenguaje. Y quitándole color y sonido. Un certificado de defunción, por ejemplo, se refiere al mismo fenómeno que una muerte en la familia, pero este y no aquél, tiene color y sonido. Tal vez a quienes conducen las naciones, les deberían hablar los juglares y no solo los académicos. No fue un sesudo razonamiento el canto de las masas sublevadas de 1789. ¿Qué movilizó más la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, o La Marsellesa, el himno universal y eterno a la libertad?
Aquí las canciones
Lamento borincano. https://www.youtube.com/watch?v=U-euXY6Rng0
Ojalá que llueva café. https://www.youtube.com/watch?v=suQC8d-YkeU