Este es el resumen del video a continuación:
Desde niño mi padre me habla de excelencia. Nunca fue una muestra de severidad o de exigencia. Más bien, ha sido siempre una invitación a adoptar una actitud de empeñar el carácter en lo que emprendo. Todo lo que hacemos con intención es un emprendimiento, desde lavarnos los dientes hasta aprender a tocar un instrumento musical. Ese es el espíritu emprendedor. Nunca he sentido de mi padre ni la obligación de obtener buenos resultados en lo que hago, ni de apuntarle a ganar a toda costa. Más bien, ha sido un recordatorio para hacer mi máximo esfuerzo en todo lo que hago, poniendo quizás más énfasis en el proceso que en el resultado mismo. La conversación de hoy es sobre el cuido, cuidar a otros, cuidarnos a nosotros mismos. Siento que, aunque ese es el tema de su artículo de esta semana, un tema subyacente de nuestro diálogo con el que resueno en las fibras más profundas de mi carácter es el de la excelencia. También resueno con mi esposa Tauli en ese tema, pues ella, tal vez por ser japonesa, aspira a la perfección en todo lo que hace, con una capacidad de enfoque y presencia admirables.