Tracción para las ideas

Veo autores que publican ideas muy valiosas, por ejemplo, sobre el robustecimiento de la democracia y de la vida institucional del país. Algunos reconocen que nada ocurre con sus ideas. Que la gente las lee o las escucha como oír llover. El mejor destino de las ideas que conducen al bien común no es cosechar admiración sino suscitar acción. Todos podemos aplaudir las vacunas, pero solo cuando nos las ponemos conjuramos la pandemia.

¿Por qué algunas ideas no conducen a la acción? Hay varias posibilidades. Una, que quienes las reciben no leen, sino que pasan los ojos sobre los textos. Otra, que leen para divertirse. Una publicación periódica se puede leer, escuchar o ver, como se ve una película: para pasar el rato, para recibir unos insumos que nos activen internamente o que nos produzcan unos sentimientos agradables. Otra posibilidad es que exista una cierta actitud de desconexión entre los insumos que recibimos y lo que hacemos. Como si quien recibe los insumos dijera recibo esto, pero ni por aquí se me pasa que tenga que hacer algo.

Qué ocurriría si el paradigma incorporado en los miembros de una comunidad fuera el siguiente:  ante los asuntos que nos afectan a todos, unos tienen la responsabilidad de hacer. Esa no es mi responsabilidad. Ya con medio enterarme de lo que ocurre y de lo que algunos opinan, es suficiente. Este paradigma podría estar enlazado con otros, tales como este:  el país tiene quien lo gestione. Yo vivo aquí. Pero no tengo ninguna posibilidad de influir en su gestión.

Diferente sería el paradigma de los habitantes responsables. Ese paradigma estaría formado por las siguientes nociones:

  • Todos tenemos una influencia grande o pequeña en la gestión del país
  • Todos somos responsables de aportar a ella lo que en nuestro caso particular sea posible.
  • Por tanto, los asuntos del bien común no me son ajenos
  • Y tengo que ejercer la influencia que me es propia, diferente a la de un ministro o un diputado, pero no cero y muchas veces, muy diferente a cero.

Entonces un habitante responsable, cuando percibe una opinión sobre mejoramiento de la vida común, se pregunta. Puesto que esta idea me parece buena, ¿de qué manera puedo contribuir a que se ponga en acción y produzca resultados? El manejo maduro de esta pregunta le llevaría a contemplar un espectro de posibilidades:

  • La puedo hacer llegar a otros
  • La puedo aplicar en mi esfera privada
  • Puedo conformar mis acciones de manera que sean coherentes con la idea
  • Puedo apoyar a otros que la quieran aplicar
  • Puedo formar parte de grupos que la apoyen

No todos podemos ser ejecutores de una buena idea, pero eso no debe conducirnos a ser indiferentes ante ella. Podemos ser difusores, fuente de apoyo, ejecutores en pequeña escala. Ninguna persona individual puede por ejemplo mejorar el uso del agua potable que hace el país. Pero sí puede hacer conciencia sobre el tema en su esfera privada. Puede tener una actitud de exigencia para las autoridades encargadas de hacerlo. Puede unir su opinión a la de otros que estén haciendo algo al respecto. Puede no votar por quienes hubieran mostrado insensibilidad ante el tema. Y aunque esa práctica no resuelve el problema, puede hacer un buen uso individual del agua. Lo pernicioso al bien común es la indiferencia ante una buena idea. O la decisión de que, puesto que tenemos poca influencia sobre los resultados, da lo mismo cuál sea nuestro comportamiento.

Una buena disposición personal es como un hilo. Unida a otras ya es una cuerda. ¿De qué maneras podemos unir hilos para producir cuerdas? Registremos las buenas ideas. No es lo mismo tenerlas por ahí en un archivo digital o anotadas en un cuaderno, que recordarlas vagamente pero no saber ni quién las expuso, cuándo ni dónde. Comentemos las buenas ideas. ¿Por qué no incluirlas en nuestros chats? Profesores de variadas asignaturas, dedíquenle cinco minutos a la buena idea de la semana. Profesores de Cívica o de Castellano, propongan trabajos sobre ellas. Universidades, ¿Qué tal un TCU al respecto? Partidos políticos ¿Sería mucho pedirles que mantengan activo un mapa de buenas ideas? Empresas, patrocinen concursos de finalidad publicitaria o para cumplir con su responsabilidad social corporativa: La buena idea del mes llega a usted como una cortesía de El Patito Tierno.  Hagamos micro-cambios de seriedad por superficialidad en nuestras interacciones habituales. Medios de comunicación, hagan un observatorio de buenas ideas, difundidas por ustedes o por otros.

La descrita es una función propia de los buenos partidos políticos, pero en nuestro país no se está ejecutando. En esto y en otras cosas, el celo de los ciudadanos deberá suplementar la carencia de los partidos.

¿Usted, respetable lector, qué hará con esto que ha quedado planteado?

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