Proyectos

Hay dos formas de construir una casa. Se hace una vivienda mínima y luego, según las necesidades y las posibilidades, se la va ampliando. Otra, se hace un pensado plano y se lo desarrolla. Cuando leemos algunas biografías, nos parece que esas vidas se hubieran construido siguiendo un plano. Pienso que, en la mayor parte de las personas, sus vidas se fueron desarrollando más bien como un conjunto ordenado de proyectos que se fueron ejecutando.

Como el futuro siempre nos es desconocido, a lo largo de nuestra vida, vamos agregando o quitando proyectos y cuando llegamos a la madurez, somos lo que somos según los resultados de esos proyectos. No somos como el vuelo de un avión. Sale de un sitio, con un destino, con un horario y llega a ese sitio con más o menos retraso, pero con una trayectoria que casi siempre es la planeada. Comenzamos nuestra vida sin saber que la hemos comenzado. Nuestra infancia es como una marea orgánica e instintiva, en la cual se va abriendo paso poco a poco la racionalidad y la deliberación, hasta que llega un momento en el cual comienza a funcionar nuestro pensamiento ordenado y nos vamos dando cuenta de que, en algunos campos, podemos elegir lo que hacemos.

En la escuela primaria tenemos destellos vagos de lo que nos gustaría hacer con nuestra formación y con nuestra ocupación futura. No están en el radar ni el estado civil ni la formación de un patrimonio y mucho menos esa etapa ahora larga y señalada de la jubilación. Es en la etapa de jóvenes adultos o más tarde, cuando estas inquietudes van tomando forma.

Recuerdo cuando la palabra proyecto se podía definir como una pensada que tal vez pare en algo o tal vez no pare en nada. Los proyectos eran más bien como ilusiones, muchas de las cuales se desvanecían con el paso del tiempo. Recuerdo cuando la palabra proyecto adquirió el sentido de plan serio, pensado, ejecutable y monitoreable. Me parece que fue cuando el ICE empezó a pensar en la utilización hidroeléctrica del Río Macho. Entonces el Proyecto Río Macho que había comenzado siendo una serie de estudios geológicos e hidrológicos, se convirtió en un campo de trabajo donde muchos fuimos a admirar novedosas tecnologías constructivas y a recibir las explicaciones, siempre admirables y no siempre bien entendidas, de cómo por aquí se pondrá la presa y por allá estará la casa de máquinas, todo explicado sobre unos planos donde las curvas de nivel obligaban a repasarlas una y otra vez.

El transcurso de la vida de la mayor parte de las personas, consiste en un conjunto de proyectos con muchos elementos comunes al Proyecto Río Macho. Un proyecto personal es retador. No hay que hacer ningún proyecto para seguir en la misma. Esa chica que estudia una carrera STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática), lo hace porque ha analizado las oportunidades que ofrece y las dificultades que enfrentará. Para tener éxito en su empeño, el proyecto tiene que ser realista, es decir, debe considerar sus fortalezas, sus debilidades y sobre todo sus gustos y predisposiciones personales. Ambas cosas, el reto y el realismo, la harán ir tomando acciones coherentes entre sí y conducentes a la realización del proyecto.

Y lo mismo ha de ocurrir con otros proyectos que a la postre, nos hacen llegar a ser lo que somos: la toma de una posición ante el aprendizaje, la elección de una actividad productiva, la formación o no, de una familia, la consolidación de un patrimonio, la maduración de una posición filosófica, política, espiritual y posiblemente otros empeños, porque no hay dos personas iguales y todos somos seres muy complejos. Por eso, una pregunta crítica que conviene hacerse de tiempo en tiempo es ¿cuáles son nuestros dos o tres proyectos estrella en este momento? De ellos depende cómo seremos en, digamos, cinco años.

No somos pre-determinados como una semilla de naranja, destinada a convertirse en un arbolito de naranjas el cual producirá naranjas iguales a aquella de la cual procede. Podemos llegar a ser múltiples cosas y de múltiples maneras. También es importante darse cuenta de que tenemos algún control sobre el futuro, no por poder adivinarlo, sino por ser capaces de elegir cómo queremos que nos encuentre cuando se vaya haciendo presente. Ese control nos hace responsables del tiempo presente. Y el tiempo presente podemos vivirlo con más o menos eficacia y muchos de los conceptos y herramientas que utilizan las empresas y los proyectos, como el Proyecto Río Macho, son utilizables para mejorar la eficacia personal. A eso se refieren libros como Los Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, de Stephen Covey, La Gestión de Sí Mismo de Peter Drucker, los cuales tienen como supuestos que es posible controlar algunos aspectos de nuestro futuro tanto por la elección de algunos objetivos como por la práctica de la eficacia, entendida como accionar de manera que vayamos logrando, a lo largo del camino, lo que vale la pena.

Otras lecturas relacionadas

Ver Planes personales y  Temas para una estrategia personal en https://alvarocedeno.com/wp-content/uploads/2018/03/El_ser_humano_en_la_empresa.pdf

https://facilethings.com/blog/es/peter-drucker-managing-oneself

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