Este es un resumen del video a continuación:
Inicia un nuevo gobierno. Esperamos que, como el acero, se forje más robusto y sólido bajo el intenso calor del escrutinio público. Si bien la eficacia jurídica, la comunicación efectiva y la buena gobernanza todas requieren tiempo para madurar, advertimos que, tanto gobernantes como ciudadanía, debemos mantenernos observantes ante dos fenómenos que impactan el capital político de una Administración. Nos referimos al populismo y al rigor técnico. En cuanto al primero, debemos tener claro que hay ideas políticas que suenan muy bonito pero que son irrealizables – como sería el caso de la exploración de gas, petróleo y demás combustibles fósiles – y que esas ideas podrían provenir del mismo gobierno o de algún grupo de interés. La ciudadanía responsable también puede hacer lo propio para inocularse contra esta tóxica práctica de hacer pensar que algo es realizable cuando no lo es, polarizando a los que querrían verlo hecho de quienes entienden de sus imposibilidades. Lo segundo es respecto al rigor técnico. Como aprendimos la semana anterior, no es lo mismo que el presidente dé su opinión a que su gobierno emita un decreto ejecutivo. Lo primero es un simple deseo. Lo segundo es una norma jurídica. Para crear normas se requiere de rigor técnico. Así como el dentista utiliza sus herramientas para cuidar de nuestra dentadura, la administración pública también tiene las suyas. Desconocerlas es el pecado capital de cualquier gobierno. Continuaremos, pues, velando las armas antes de cada nuevo día de gestión, por una función pública más eficaz.