Hace muchos años que sostengo que enfrentar un problema como si fuera una calamidad, nos hace entrar al juego en desventaja. Que la mejor forma de enfrentar un problema es verlo como un reto. Eso hace la diferencia entre el derrotismo y la proactividad. Recuerdo haber escuchado en un potente seminario sobre resolución creativa de problemas hace más de cuarenta años, que si cuando vamos en el taxi nos damos cuenta de que olvidamos los medios de pago y alguien nos pregunta ¿Cuál es el problema? La respuesta olvidamos la billetera no es una respuesta correcta. Esa respuesta señala un hecho. Que la mejor forma de plantear el problema es precederlo con la frase de qué manera puedo … De qué manera puedo pagar este taxi es un planteo proactivo, no derrotista y convoca más ideas de soluciones.
Lo anterior tiene relación con un concepto que está ganando difusión. Se trata de la valoración de nuestra eficacia (usualmente llamada autoeficacia), entendida como “la confianza en la propia capacidad para lograr los resultados pretendidos. De acuerdo con la teoría, las personas con alta autoeficacia, es decir, aquellas que creen que pueden tener un buen desempeño, son más propensas a ver las tareas difíciles más como algo a dominar que como algo que debe evitarse” (1)
La valoración de nuestra eficacia no se aplica solamente a la resolución de problemas, sino que produce una actitud general que sirve a la persona para su vida en general. Pensemos por ejemplo en el aprendizaje. Hay personas que puestas ante la tarea de aprender algo parten de creer que no lo van a lograr, mientras que otras tienen la posición de arranque de que sí lo van a aprender y no se dicen a sí mismas que sería bueno, de alguna manera, que no hubiera que aprenderlo. Veamos el desafío de aprender como un reto del cual podemos salir victoriosos.
El concepto que tengamos sobre nuestra posibilidad de tener éxito condiciona cualquier proceso de mejoramiento personal, ya se trate de mejorar la ingesta de alimentos o nuestra aptitud física. En ambos casos, no debemos permitir que la dificultad visualizada se alíe con lo negativo de nuestros pronósticos. Si cuando algo es difícil pronosticamos que no lo juzgaremos, estamos ignorando la capacidad personal que tenemos de lograr metas difíciles, es decir, un no imaginado, en un sí real.
¿Es entonces deseable tener una confianza ilimitada en nuestra capacidad para lograr cosas? No. Lo que hay que tener es una confianza prudente, realista. Si la confianza en nuestra capacidad de producir resultados se queda corta, dejaremos de concurrir a muchos retos. Si la confianza se extralimita, saldremos derrotados en muchos empeños. “La investigación muestra que el nivel óptimo de confianza en nuestra capacidad es ligeramente superior a la capacidad; en esta situación, las personas se ven más alentadas a emprender tareas desafiantes y a ganar experiencia” (1).
¿Cuáles reflexiones nos ayudarían a optimizar nuestra autoeficacia?
- Cuando estemos a punto de abandonar un empeño deberíamos preguntarnos si no será que estamos subestimando nuestra autoeficacia. Los esfuerzos realizados ante un reto están en parte condicionados por el concepto que tenemos de nuestra capacidad.
- Cuando nos sorprendamos enjuiciando nuestra eficacia como baja, estemos conscientes de que puede mejorar y tengamos la esperanza de que mejora con los retos y la acción. Así que no es una tragedia tener un bajo concepto de la propia eficacia, siempre que estemos abiertos a aceptar que ese concepto puede mejorar.
- Cuando mejora la valoración de nuestra eficacia se reduce el estrés ante los retos.
- Reconozcamos para cuáles desafíos tenemos baja eficacia y no solo bajo concepto sobre nuestra eficacia, para no meternos en camisa de once varas. Pero tengamos claro que la eficacia mejora con el aprendizaje y la práctica.
- Antes de renunciar a un empeño preguntémonos si lo hacemos por falta de eficacia o por falta de confianza en nuestra eficacia. No es lo mismo.
- Cuando algo nos sale mal, seamos compasivos con nosotros antes de atribuir la causa a nuestra ineptitud. Podría haber sido una tarea superior a nuestra capacidad, o podría haber circunstancias fuera de nuestro control que obstaculizaron el éxito.
(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Autoeficacia