Conversación: Curadores de museo

Podemos vivir nuestra vida de cualquier manera. O podemos vivirla con esmero, con la aspiración de que sea una obra de arte. ¿Qué ocurriría si pusiéramos en nuestra forma de vivir tanto esmero como el que pone la artista en su pintura o el músico en su composición? ¿Qué haríamos diferente si decidiéramos vivir la vida con esmero? Recorremos la vida en una búsqueda constante de la verdad, que es la coincidencia entre la realidad y nuestras creencias. Hay dos elementos que nutren nuestro afán perseverante de logro y de prosperidad, que son la belleza y el diseño. Podríamos sugerir que belleza es la admirable armonía del entorno al cual pertenecemos. El diseño es el criterio de realización con el que obra todo ser vivo. Olvidemos por un momento la planificación, la estrategia, la fabricación de bienes industriales. Pensemos en el diseño de una cáscara de pistacho, el aroma de una hoja de eucalipto o el canto de una yigüirra. La vida diseña, no solo la humana. Con ese criterio, vayamos curando nuestra vida como un museo, eligiendo lo que hacemos y decimos o dejamos de hacer. Diseñemos con esmero cada expresión, cada interacción, cada relación que forjamos.


Publicado

en

por

Etiquetas: