El ejercicio de la voluntad consume energía. Deje esa energía para casos excepcionales. Aquí hay un conjunto de ideas sobre cómo lograr cosas no solo a base de voluntad. Lógrelas con maña. Economice la fuerza.
- Hábitos clave. Empiece por un buen hábito que facilite la formación de otros, que dispare otros. Unos hábitos importan más que otros. Se dice que la característica de un hábito clave es que mejora la imagen que tenemos de nosotros mismos. Por eso inician una cascada de cambios positivos. Por ejemplo, hacer ejercicio físico, nos hace sentir mejor, vernos mejor, tener una opinión mejor de nosotros mismos. Y estos sentimientos facilitan que intentemos la instalación de otros buenos hábitos como mejorar la ingesta, tener mejores horarios de sueño y otros no relacionados con lo estrictamente corporal. Esto permite esperar que, si nos sensibilizamos para valorarnos más, sentirnos ufanos, admirarnos, por la adquisición de un hábito, esto nos ayudará con la adquisición de otros hábitos. Sería algo así como valorar nuestro mejoramiento se manifieste como se manifieste. Así, cualquier mejoramiento debidamente valorado y sentido desencadenaría otros mejoramientos.
- Concrete las metas. En vez de debo mantener ordenado mi escritorio, es preferible proponerse poner en un librero todos los libros que están apilados sobre el escritorio. En vez de debo aprovechar mejor el tiempo libre, es preferible señalar lo que hará el próximo domingo por la mañana.
- Simplifique la tarea. Si no tiene el hábito de leer, no se ponga como tarea leer una hora todos los días. Comenzar con un hábito, aunque con una intensidad reducida, garantiza que el hábito se vaya instalando. Es preferible tratar de leer una página todos los días. Vaya paso a paso. De esa manera asegura el progreso y asegura que no se va a ver derrotado por un plan muy ambicioso. Cuando aprendió a caminar lo hizo paso a paso. Valoremos la persistencia en la dirección del esfuerzo y no tanto el cuánto avanzamos. Propóngase metas elevadas, pagaderas en pequeñas cuotas.
- Haga un plan detallado. Diga cuándo hará qué. Anótelo en su agenda. Si mañana va a leer la primera página, o empezar a utilizar el hilo dental, no espere a mañana para buscar el libro y el sitio con buena luz donde hará la lectura, o no comience mañana por ir a comprar el hilo dental.
- Trátese bien a sí mismo. Que los incumplimientos de propósitos en los cuales pueda incurrir no lo lleven a culpabilizarse sino más bien a replanteamientos optimistas: fallé, pero la próxima vez lo haré mejor. La dopamina del optimismo es mejor aliada que el cortisol del estrés y la culpa.
- Prémiese. Instale incentivos para cruzar el portal desde el viejo comportamiento hacia el nuevo. Si le gusta tal tipo de música, escúchela en sus horas de gimnasio. La asociación entre las dos actividades facilitará el cumplimiento de sus propósitos. Su propósito de iniciar un buen hábito es un debería, conéctelo con un me gustaría. Si logramos leer esa página mañana, premiémonos viendo un capítulo de esa serie que tanto nos gusta.
- No solo tome una decisión sino haga una resolución. Una resolución es una decisión cargada de energía. Cuando el entrenador pregunta ¿Estamos dispuestos a hacer el esfuerzo? No quiere que solamente asintamos facialmente, quiere que le contestemos con un grito.
- Modifique el entorno. Si va a empezar a leer prepare el lugar y la iluminación. Si va a hacer ejercicio, elija el lugar y tenga disponibles los instrumentos. Utilice medios que le recuerden el compromiso. Haga anotaciones en un calendario o instale alarmas en su teléfono.
- Agregue elementos de deportividad a sus propósitos. Anote cuántas veces ha ido al gimnasio o cuántas páginas va leyendo en lo que va del mes. Haga comparaciones por semana o por mes. Trate de romper sus propios records.
- Active la presión grupal. Cuéntele el plan a alguna persona de manera que la convierta en un espectador de su progreso. No querer defraudarla será un incentivo para cumplir el plan. Invierta afectivamente en el plan. Intégrese a un grupo de personas que estén deseosos de practicar el mismo hábito que usted inicia. Para efectuar cualquier cambio, es muy importante que lo creamos posible. Eso es lo mínimo que ocurre cuando interactuamos con personas que muestran que el cambio es posible. El grupo nos sirve de aprendizaje mutuo, de fuente de entusiasmo y de apoyo cuando flaqueamos.
- Póngase motivaciones elevadas, relacionadas con otros. La motivación simple de quiero ser mejor o quiero que me admiren, o lo haré porque está de moda, es menos poderosa que la de esto lo hago por el bien de mis hijos, de mis colaboradores o de mis clientes. Mejorar para de esta manera contribuir al bien común no es una motivación común, pero no la descarte, reflexione sobre ella, converse sobre ella con otras personas, especialmente con personas sensatas. Las motivaciones más poderosas son las que van más allá de usted y más allá del presente.
Esta nota se nutre del blog de Erick Barker, denominado Personal habits: how to make good habits stick, 6 proven secrets Eric Barker https://www.bakadesuyo.com/2016/05/personal-habits/ y de https://www.sparringmind.com/good-habits/
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