Posiblemente, en estos meses todos hemos aprendido algo. Esto es lo que he aprendido. O sabiéndolo, he visto con colores más vívidos.
- Existe un retraso entre las acciones y los resultados. Hay que saber esperar. Entre el confinamiento o su relajamiento y la variación en casos nuevos, pasa un tiempo.
- Interdependencia: mi descuido perjudica a otros y podría acabar perjudicándome a mí. Otros pueden beneficiarme con su cuidado. Todo opera como un sistema, con interacciones y retroalimentaciones.
- El virus tiene sus propios objetivos -inconscientes desde luego-. Y ojalá en esta versión o en las futuras, no adquiera capacidad de aprendizaje, porque esa capacidad es nuestra arma estratégica.
- También es un arma estratégica nuestra capacidad de imaginar el futuro; de dibujar escenarios. Esto alimenta nuestra acción presente. No vamos a ciegas hacia el futuro. Tampoco sabemos a ciencia cierta cómo será, pero podemos imaginarlo.
- Las manifestaciones de la pandemia varían en función de muchas variables: No es lo mismo estar en un grupo en espacio abierto que en espacio cerrado, conversando o riéndose a volumen. El virus no afecta por igual a todos. Hay sintomáticos y asintomáticos. Es un fenómeno complejo y estamos más acostumbrados a pensar en fenómenos simples, como todo lo que trata la física clásica.
- Hay tradeoffs, intercambios obligados: el más notorio es que a mayor confinamiento menos contagio, pero también más perjuicio económico. Keynes decía que a largo plazo todos estaremos muertos, pero ¿alguien querría ser el próximo muerto?
- Es necesario acuñar políticas: desde a cuáles personas dar prioridad ante la escasez de equipos de cuidados intensivos. Las políticas también están jerarquizadas. La de proteger la vida es la superior en el caso de Costa Rica.
- Las ideologías también juegan. En Estados Unidos se dice que algunas medidas se tomaron o no se tomaron en función de ideologías. Algunas en función de limitaciones de juicio de los tomadores de decisiones.
- En Estados Unidos e Inglaterra, a lo largo de décadas, se fueron desmantelando servicios clave de salud pública, con resultados actuales desastrosos. Cuando se recorta el gasto público hay que tener cuidado de no serruchar la rama en la que todos estamos sentados.
- También se vio en Estados Unidos que un presidente arbitrario puede intimidar o silenciar a quienes están llamados a asesorarlo en aspectos objetivos o científicos. En eso hay un riesgo mundial.
- Las teorías de la conspiración se han manifestado. Una teoría de la conspiración es una creencia paranoide en el sentido de que algo que está ocurriendo es el resultado de una intención tenebrosa de parte de alguien que quiere perjudicarnos.
- El que la hace la paga o la jarana sale a la cara: toda la postergación que el país le dio por lustros a la reforma fiscal tuvo como consecuencia que la pandemia nos agarrara en una situación precaria. Ahora no toca subsanar el resultado de la superficialidad.
- ¿Gobierno fuerte o gobierno moderadito? En una crisis nacional, gobierno fuerte. No espero que los bomberos me pidan permiso para apagar el incendio que me afecta.
- Siempre tenemos una desconocida capacidad de brega para enfrentar dificultades. No nos imaginábamos poder conservar la cordura en un confinamiento de 5 meses. Tenemos capacidades ahora desconocidas para afrontar lo que siga.
- La medicina pública, en tiempos normales, debe luchar contra lo que en tiempos de pandemia se convierte en vulnerabilidades. Aquí hay una tarea para después de esta crisis. Dentro de un cierto rango, podríamos escoger ser más sanos.
- Las jornadas presenciales de 40 horas semanales podrían ser un ritual y no una exigencia productiva. Pensamos poco en la productividad.
- Hay que remendar el roto que se le ha hecho a los estudiantes de educación pública. Busquemos un remiendo que sea más útil que todo lo que se rompió.
- Nada es para siempre: ingreso, tranquilidad, estilos de vida. Es bueno el hábito de estar siempre preparados para tiempos difíciles. O al menos no crear debilidades para cuando lleguen.
- Podemos aspirar a volver a 2019 o salir de aquí con la vista puesta en el 2025 y siguientes. Dominar la pandemia no debería ser nuestro único reto. Tenemos otras tareas pendientes. Es posible salir de esta siendo un mejor país.
- La emergencia climática, de la cual hemos dejado de hablar, podría tener peores consecuencias que esta pandemia. ¿Cuándo vamos a abordar el tema?
- La memoria de la acción sensata, objetiva y valiente con la cual nuestras autoridades han enfrentado la crisis, deberíamos pegarla en un álbum de buenos recuerdos para cuando en el futuro enfrentemos otras adversidades.
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