Todavía no

“¡Sacó un 4!” Dice la maestra en voz alta. Y el chico se queda pensando que no sirve para nada. A esto se le denomina tener una mentalidad fija. ¿Qué ocurre cuando vamos por primera vez al gimnasio y no logramos hacer lo que el entrenador propone? ¿Nos quedamos pensando que no servimos para nada? No. Más bien, tenemos la sensatez de pensar, que poco a poco vamos a ir acondicionando mejor nuestra musculatura y nuestra circulación, para alcanzar logros mayores.  A esto se le denomina tener mentalidad de crecimiento.

Carol Dweck ha acuñado estos términos de mentalidad fija y mentalidad de crecimiento y los explica de esta manera, en una entrevista del 2012: Según la mentalidad fija, los estudiantes creen que sus habilidades básicas, su inteligencia, sus talentos, son rasgos fijos. Tienen una cierta cantidad de ellos y así es la cosa. Entonces su meta es parecer listos todo el tiempo y nunca manifestar desconocimiento. En la mentalidad de crecimiento, los estudiantes entienden que sus talentos y habilidades pueden ser desarrolladas mediante el esfuerzo, buenos profesores y persistencia. Ellos no necesariamente piensan que todos los estudiantes son iguales o que cualquiera puede ser Einstein, pero creen que todos pueden ser más talentosos si trabajan en serlo. (traducción libre)

En una charla TED, en inglés, pero con una transcripción en español (1), la Profesora Dweck menciona una escuela en Chicago, donde para graduarse se necesita haber aprobado un determinado conjunto de cursos, pero a quienes no lo van logrando, no les dan la calificación de “reprobado” o “aplazado” sino que la nota que obtienen es la de “Todavía no”.

Evaluamos a colaboradores, a amigos, a proveedores, a clientes y la evaluación tiende a tener una cierta fijeza. Los calificamos como “malo”, “insuficiente”, “regular” y tanto el que califica como el que recibe la calificación, dejan de considerar que toda relación es dinámica, que todo ente humano o cuasi-humano (como una empresa o un equipo de futbol) participa de la admirable tendencia de crecimiento que tiene la vida.  Entonces nos damos cuenta de que todas las calificaciones que hacemos abrirían espacio a la esperanza en el mejoramiento, si las formuláramos de la manera “todavía no”. Todavía este proveedor no se adapta a nuestros requerimientos, pero podrá evolucionar y hasta tal vez convenga que lo ayudemos en ese sentido. Todavía este hijo adolescente anda volando entre nubes, pero juntos podremos lograr que ponga sus pies en la tierra. Todavía este vecino no es un buen miembro de la comunidad, pero con amistad y buen ejemplo, podría mejorar.

Cultivar una mentalidad de crecimiento nos llevaría a que todos nuestros juicios sobre los demás, fueran provisionales. En vez de decir “fulanito es poco leal”, diríamos que fulanito todavía no es tan leal como quisiéramos, pero en vez de ponerle una X grandota a fulanito, esperaríamos y quizá hasta contribuiríamos, a que mejorara. Cuando recién sembramos un árbol, no decimos, mira, no da frutos, sino que nos decimos que todavía no da frutos. ¿Por qué no tenemos la misma esperanza en el cambio que los demás podrían hacer, por sí mismos y ojalá, también con nuestro apoyo?

(1) https://www.ted.com/talks/carol_dweck_the_power_of_believing_that_you_can_improve/transcript?awesm=on .ted.com_8ulA&language=es

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