Según mis cuentas, esta columna es la número mil. La primerafue publicada en mayo del año noventa y siete, hace diecinueve años. Nació gracias a la iniciativa y al apoyo de la periodista Marcela Angulo y ha contado durante todo este tiempo con el espacio de este periódico y con la calidez de multitud de editores de quienes solo cordialidad he recibido.
Su contenido ha sido una apuesta a favor de mi convicción de muchos años de que en las empresas operan valores, conceptos, técnicas y comportamientos, que son extremadamente útiles en nuestra vida común.Mi maestro, don Alberto Di Mare, dijo de la administración de empresas que es una disciplina de elevadísima utilidad, porque de ella depende el eficaz alcance de nuestros propósitos cotidianos y nuestra capacidad de supervivencia.
Me complace saber que hay profesores de la disciplina que utilizan esta columna como material de estudio para sus estudiantes.Y ejecutivos que las utilizan como material formativo para sus colaboradores. Me han sorprendido lectores que dicen tener coleccionadas todas las notas.Y me resulta muy estimulante el hecho de que muchos lectores quienes no pertenecen al mundo de la empresa, consideran útiles los contenidos. Creo que eso ocurre porque esta columna explora un tema que va más allá de la empresa y es la acción humana eficaz.
Este encuentro semanal me ha permitido decir muchas cosas y decirme otras tantas. No hay forma de querer cultivar una posición en otros, sin movilizarse a sí mismo en la dirección deesas posiciones. No es posible escribir con autenticidad sobre ilusión, esperanza, eficacia, mejoramiento, excelencia, sin sentirse movido a practicarlos con mayor intensidad.
El espacio disponible me ha obligado a sintetizar los contenidos. La obligación de publicar semanalmente es un estímulo para mantener las antenas desplegadas.La lista de temas posibles que cuidadosamente anoto en un archivo, es tan abundante que no lograré tratarlos todos antes del ocaso de la lucidez.
Muchos lectores me han hecho comentarios a lo largo de estos casi veinte años. Escriban, para saber que siguen sintonizados.