Pedir y recibir

Piden los niños en estos días. Piden cosas. Piden placer –un juguete es placer, concreto, inmediato- . Y es posesión, que satisface esa creencia irracional atávica de que poseer es ser.

¿Deberíamos pedir los adultos? Tal vez deberíamos seguir un procesopara formular la petición, aunque luego no la formuláramos. Sería interesante empezar el proceso pensando en lo poco que necesitamos realmente,comparado con lo mucho que querríamos tener. Y en la inmensidad de esta brecha, reflexionando sobre ella, posiblemente ya obtendremos una oportunidad de crecimiento personal.

Luego podríamos pasar a reflexionar si necesitamos cosas abstractas o cosas concretas. Tal vez algunos sentirían que es más importante reflexionar sobre las cosas abstractas que nos hacen falta.Habría que dejar a un lado lo de la felicidad. Posiblemente todos querríamos ser más felices. Y lo podríamos dejar a un lado pensando en cuáles cosas abstractas nos harían más felices. De cuáles rasgos vitales o espirituales carecemos.

Dice el relato que Salomón se enfocó en pedir sabiduría. Y la recibió. Y recibió además una gran cantidad de riquezas materiales, porque fue bien visto que se enfocara en pedir sabiduría.

La detección de esos rasgos vitales o espirituales, ya es un paso adelante.Imaginemos la retroalimentación que podríamos recibir si recurriéramos a nuestros cercanos y los invitáramos a que nos dijeran, si obtuviéramos qué, ellos serían más felices en su relación con nosotros.

Seguramente escucharíamos que se nos sugieren paciencia, tolerancia, comprensión, buen humor, optimismo, expresividad, dulzura. O cosas más profundas como solidaridad, lealtad, o laboriosidad.

Lo que pedimos, podría provenir de nosotros mismos. La auto-evaluación sobre lo que nos hace falta, es rica en sí misma. De una cierta manera, toda auto-evaluación bien intencionada es un compromiso de mejoramiento.La verificación de esas carencias, con otros cercanos, es un ejercicio de crecimiento personal que no solo beneficia al receptor sino que robustece la relación.

Tal vez, en parte, ese es el significado de pedid y recibiréis y tal vez esa es la enseñanza que nos dan los niños, tan empeñados en estos días en pedir y esperar.


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