Resolución es enfocar nuestras facultades en torno a algo, una meta por ejemplo. Podemos lograr cosas sin desearlas, pero cuando se trata de metas complejas, cuyo proceso toma tiempo, para lograrlas, primero hay que desearlas. Muchas deseos no pasan de ahí. El deseo por si solo no contiene la energía como para concretarse en resultados.
Nuestra atención es tan débil que muchos buenos propósitos y muchos proyectos nacientes, se quedan sin ejecutar porque se nos olvidan. Desde luego que lo más desagradable tiende a olvidarse más que lo agradable. Se olvida más la visita al dentista –por eso la secretaria te llama la víspera- que la invitación al cine. La acción necesita ser estructurada.Los hábitos estructuran nuestra acción. Es más fácil que el estudiante olvide hacer la tarea a que se olvide de almorzar.
También estructuran la acción las agendas y los cronogramas. Pero hay otras formas. Nos ponemos de acuerdo con un grupo para hacer ejercicio todas las mañanas. Nos matriculamos en un curso y de esa manera quedan comprometidos todos los miércoles por los próximos cuatro meses. El marcalibros nos señala por dónde va nuestra lectura.
En algunos trabajos, el llevar una tabla de resultados diarios, se convierte en un estimulante para el trabajo futuro. Cada mañana, el equipo se enfrenta al reto de superar los resultados de ayer. Los vendedores llevan una estadística de las ventas realizadas; los atletas, de sus rendimientos. Los que hacen dieta, de su ingesta y de su peso.
Las cosas que hay que hacer con alta prioridad –muchas de nuestro trabajo- casi siempre están anotadas en agendas y se les da seguimiento. Otras no son prioritarias pero son muy deseables. Están ahí crónicamente sin que avancemos hacia ellas. Visitar un lugar que nos resulta atractivo. Dedicar unas horas a recrearnos con un tema. Ordenar las fotografías. Charlar ociosamente con aquel amigo. Volver a aquel hobby. Revisar aquellos recortes de periódico. El tiempo se va. Tomemos una o dos de esas, y démosle el mismo tratamiento que le damos a las de alta prioridad. No sea que se nos agote el tiempo.