Invertir el tiempo

El tiempo es como el dinero. Lo podemos dedicar a consumo o a inversión. Si compramos una hamburguesa, mañana solo nos quedará el recuerdo del dinero y de la hamburguesa. A eso se le llama consumo. Si compramos un utensilio doméstico que ahorre energía, en todos los meses por venir obtendremos un beneficio. A eso se le llama, inversión.

Con el tiempo pasa lo mismo. Si alguien hace una labor rutinaria, por ejemplo bajar cajas de un camión y colocarlas en una bodega, todos los días empieza igual y termina igual. En cambio si se detiene a pensar en cómo simplificar el trabajo, y crea un plano inclinado que haga parte de la operación, o una máquina simple que multiplique su fuerza física, habrá invertido su tiempo y habrá aumentado su capacidad de producción.

Eso es lo que hacemos cuando delegamos en un colaborador e invertimos tiempo para desarrollar su capacidad. Realmente invertimos tiempo para aumentar nuestra capacidad de producción.

En nuestra vida habitual, los días y las horas pasan sin dejar huella. Hasta que dedicamos tiempo por ejemplo a aprender un idioma, a utilizar un instrumento digital o musical. Eso se queda. Deja huella. Aumenta la satisfacción futura. El tiempo se va lo utilicemos o no. La única forma de guardar tiempo es convertirlo en algo que ahorre tiempo a futuro, como cuando le damos mantenimiento a una herramienta. O aumentamos nuestras destrezas. Podemos señalar un año y decir, durante ese año puse diez mil sellos y archivé tres mil expedientes. O decir, ese fue el año en que aprendí a hacer el trabajo digitalmente.

Lo operativo hay que hacerlo hoy y volver a hacerlo mañana. Pero hay acciones que se hacen hoy y nos hacenmejores, más eficienteso más fuertes y de esa manera se convierten en inversión. La gran pregunta de quien dirige una labor compleja es ¿Qué de lo operativo vale la pena posponer para hacer esas acciones que crean capacidades? Un lineamiento, un nuevo rumbo, un nuevo nicho, una nueva metodología, no brotan de repetir y repetir lo operativo. Requieren un poco de sosiego, de reflexión y de negarle tiempo a lo rutinario.


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