Gobernar es tarea difícil. Entre otras cosas, es elegir. Elegir es prescindir. No se puede nadar y cuidar la ropa. El borrón y cuenta nueva es una opción. Pero se estarían perdiendo cosas que andan bien. Podría no ser prudente intentar cambiarlo todo. No se tiene todo el tiempo del mundo, y todo cambio toma tiempo. Además, el gran costo del cambio es que no existe cambio sin resistencia.
Vale como cambio, el cambio de rostros. Pero la sagacidad popular está alerta y pronta a aplicar, a veces injustamente, aquello de que son los mismos perros con distintos collares.
El atractivo del cambio en cuanto tal, se desvanece con el tiempo. En la silla incómoda, se obtiene alivio al cambiar de posición, pero el número de opciones se agota y entonces la agarramos contra la silla.
Cambio es una idea siempre atractiva. Está asociada a renovación. A refrescamiento. Pero tiene el problema de que es un gran recipiente donde cada uno pone contenidos según su imaginación. Y como imaginar no es pensar, podemos acabar poniendo contenidos no factibles o buenos para mí pero disfuncionales para los demás. Urge desactivar las expectativas. Hacerlas sobrias. Y urge también producir algunos resultados ampliamente deseables que las vayan sustituyendo, para mantener la ilusión.
¿Cómo no tirar al niño junto con el agua servida de la bañera? ¿Cómo integrar lo nuevo con lo antiguo? ¿Cómo no caer en el movimiento pendular de irnos de un extremo la otro? ¿Cómo accionar sin reaccionar? ¿Cómo ser pro algo y no solo anti algo? El ser anti algo de una cierta manera lo hace permanente.
¿Cómo no matar la gallina de los huevos de oro? ¿Cómo seguir siendo los mismos pero distintos? ¿Cómo saber cuál es el olmo para no pedirle peras? ¿Cómo perdonarle la vida a unas higueras que darán fruto y cortar otras que no lo darán?No nos gustan algunos elementos producto de treintaaños de accionar. Pero eso no se resuelve desandando el camino. Bienvenido el esfuerzo renovador. Bienvenida una participación ilusionada y desarrollante de todos. Bienvenida una gestión cuidadosa del proceso, que el cambio no se decreta, se gestiona.