Me resulta simpática esa hormona que atiza el temprano amor maternal y hace que las madres se dispongan a amamantar a sus hijos. Y que hace que nos sintamos tan atraídos por nuestras parejas. Ahorase dice que es confortable trabajar con personas con las cuales tenemos relaciones positivas. (Shawn Achor en The Happiness advantage).Pero no solo eso, sino que esas buenas relaciones nos hacen segregar oxitocina, lo cual mejora nuestra concentración y enfoque.
Intuitivamente, todos los encargados de personal, promovieron esas buenas relaciones y combatieron ardorosamente las malas relaciones –colaboradores que no hablan entre sí, lenguaje grosero o hiriente, etc- pero no es sino ahora que se documentan esas intuiciones con base en la neurociencia.
Hay un espectro de actitudesque van desde la tolerancia –como la paz es menos costosa que la guerra, te tolero, gusano- . Pasan por la aceptación –Sí. Así es como eres. No aplaudo pero te acepto- . Escalan hasta la simpatía –Me da gusto cuando estás – . Y de ahí al compañerismo –Comparto con lealtad y afecto este empeño común- . Y a la amistad –me salgo de mi camino para hacer lo que pienso que te hace bien- . Y al amor –cuenta conmigo para tu auto realización-.
Por años hemos sostenido que un grupo bien integrado es más eficaz porque hay confianza para señalar cuando se siente que se va por mal camino, lo cual no ocurre en los grupos donde no se vale discrepar del jefe.
Pero ahora sabemos que hasta mirarse a los ojos cuando nos encontramos en el pasillo con el compañero o la compañera, desata unas energías que mejoran el desempeño y que las relaciones sociales positivas, reducen el cortisol, la hormona relacionada con el estrés yvía la oxitocina, reducen la ansiedad. Todo lo cual aumenta el confort y el desempeño.
Las buenas vibras van y vienen entre dos. Se entra en resonancia,como las copas de cristal ante la nota musical adecuada. Feliz día de la amistad.