Excepcionalmente una construcción iniciada, se queda sin concluir. En cambio muchos planes de mejoramiento, personales, empresariales, gubernamentales, sí. ¿Cómo explicar la diferencia?
Para una construcción existe un plano, pero nadie cree que esa es la obra. Muchos funcionarios y ejecutivos, cuando formulan el plan,respiran y reposan como si ya hubieran realizado algo. Toda construcción se maneja como un proyecto. Hay un ingeniero y un maestro al frente. Los planes de mejoramiento en las instituciones muchas veces quedan encomendados al tiempoque le vayan aportando los participantes. Nadie en la construcción está en otra cosa. En las empresas existen unas tareas de rutina, a las cuales hay que estrujar para que camine el plan de mejora.
En un caso el progreso es visible: se van elevando las paredes. En las instituciones no se ve nada. Todo es inmaterial. Y muchos ejecutivos utilizan esta circunstancia para dar declaraciones, a sí mismos y a otros, sobre los avances que se ha logrado… y que no se ven ni se verán. Esto se puede aliviar mediante instrumentos de control gráficos como cronogramas y otros signos que son analogías de la obra no visible.
Los procesos en la construcción están compuestos por actividades simples y conocidas. Para hacer una pared, hay que ir pegando ladrillos de una determinada forma. Los planes de acción de las empresas combinan acciones, algunas de las cuales hay que inventarlas y muchas de las cuales no son simples sino compuestas por varios elementos.Además, el comportamiento de los elementos de una construcción es estándar: los ladrillos y el cemento, los de aquí y los de allá,tienen las mismas características. En las empresas e instituciones, una acción, por ejemplo visitar a un cliente, puede ejecutarse de diferentes maneras y tener diferentes resultados.
Nunca se podrá manejar una empresa como se dirige una construcción, pero ya nos beneficiaríamos de utilizar un lenguaje más concreto y una disciplina de trabajo más cercana a la de los ingenieros.