Para llegar allá

Todo resultado requiere tiempo. El tiempo pasa como pasa: silenciosamente. Si no establecemos un buen sistema de vigilancia, no lograremos realizar lo que queremos. Por eso es recomendable que con frecuencia nos preguntemos ¿Estoy haciendo el mejor uso de mi tiempo ahora? A lo mejor convenga diseñar una aplicación que se pueda tener en el teléfono y que aleatoriamente nos lo pregunte durante las horas de vigilia. Sería como el recordatorio que la llamada a la oración le hace al monje.

Para saber chino en el 2014, hay que estudiar tantas horas todos los días a partir de hoy. Estamos ante una tubería que va de aquí al futuro. Lo que pongamos en ella hoy, saldrá enriquecido en el futuro. Y como el mejoramiento es sinérgico, aprender chino o aprender a tocar guitarra, podría tener consecuencias positivas sobre las destrezas lingüísticas o matemáticas.

Y no estamos hablando solamente de conocimientos. Porque todo esto no es solo para aumentar la empleabilidad. Hablemos también de destrezas. Si queremos tocar guitarra en el futuro, tenemos que ejercitarnos a partir de hoy. O hablemos de contactos –lo que ahora se llama networking- ¿Cuáles contactos tenemos que establecer hoy, con quiénes, sobre cuáles asuntos, para tener una determinada red dentro de dos años? O de elementos de nuestra espiritualidad: ¿Oramos? ¿Nos formamos? ¿Hacemos meditación oriental? ¿Nos asomamos al ascetismo?

El mejoramiento es dinámico. Hacemos una acción con fines de mejoramiento. Eso es bueno pero no suficiente. Tenemos que repetirla hasta que se convierta en hábito. Así que hacerla la vez número uno es bueno. La vez número veinte, es mejor.El buen hábito es la inercia que hace que el mejoramiento se mueva por sí mismo. Es el sistema nervioso convertido en nuestro aliado para enfrentar la dificultad de mejorar.

Entonces la pregunta sobre el mejor uso del tiempo, hay que complementarla con esta otra: ¿Qué estamos haciendo hoy con el ánimo de que se convierta en mejoramiento visible en cinco años?


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