Entre el uso y el sentido

Un buen martillo tiene valor porque se lo puede utilizar para clavar. De algunas cosas no valoramos el uso sino el sentido.La lealtad no la usamos, pero eleva el sentido de las relaciones.

Desde el punto de vista botánico, una rosa es un conjunto de células. Desde un punto de vista utilitario la podemos comprar como objeto bello que enriquece nuestro entorno. Pero es también una manifestación del ser. Comparada con la nada, una rosa es un milagro.

Agregar valor es ir más allá en alguna dimensión. Un cosmético es un gel. Oun medio para hacer la piel más saludable. O una posibilidad de embellecimiento. Un vehículo eléctrico es una forma de transformar energía eléctrica en movimiento. O una defensa contra la contaminación. Ouna forma de legarle un mejor futuro a nuestros nietos. Por aquí anda rondando el sentido de las cosas, sus objetivos últimos, sus finalidades más elevadas. 

Trascender es ir más allá. Algo trasciende cuando va más allá. El obrero que simplemente pega ladrillos, no ha encontrado el sentido que encontró quien sabe que pega los ladrillos para construir una catedral. 

Es trascendente lo que es más permanente en el tiempo, o lo que afecta a grandes poblaciones, o lo que es más sostenible, o impacta la felicidad.

Entonces, le agregamos valor a las cosas, cuando mejoramos su capacidad para satisfacer necesidades. Pero le agregamos sentido cuando las hacemos capaces de permanecer, de ser más sostenibles, de impactar la felicidad, de afectar a muchos. Nuestro tiempo podemos dedicarlo a no hacer nada. O a producir cosas de valor. O a producir sentido.

Una pregunta fundamental es la de ¿Cómo podemos agregar sentido a lo que hacemos? Y un enfoque necesario, es el de cómo podemos lograr eso, mediante los instrumentos novedosos que tenemos a nuestra disposición. Una lección de un buen maestro, hace cincuenta años, llegaba a treinta personas. Hoy esa misma lección, puede llegar a millones.  


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