¿De dónde viene el stress que nos produce estar en una presa de automóviles o en una fila de una ventanilla? Nuestra acción está sujeta al tiempo. Todo lo que hacemos consume tiempo. Lo cual es un decir analógico. Si no lo hiciéramos, también consumiríamos nuestro tiempo. El tiempo no es como el combustible que si no lo usamos, lo ahorramos.
La estratagema que hemos inventado para aprovechar el tiempo, consiste en hacer las cosas rápido. Si sube la velocidad a la cual nos bañamos o escribimos una página, la velocidad relativa a la cual transcurre el tiempo, disminuye. Algunos han dicho que por eso la sensación de la velocidad con que transcurre un año en la niñez es mayor que la relacionada con un año en la edad madura.Y lo explican diciendo que en nuestro organismo ocurren tantas cosas a gran velocidad cuando somos niños, que nuestra percepción, en función de todo lo que nos ocurría, esque entre una navidad y otra, cabían tres o cuatro años de los de ahora.
Entonces, si vamos tarde para el trabajo, la forma de intentar llegar temprano es ponerle velocidad a lo que hacemos. Si la calle está descongestionada, eso es posible. Si caemos en la presa, no. Y eso es lo que nos produce ansiedad.
Hoy en el futbol, con marcadores muy raquíticos, ocurre con frecuencia que vamos ganando por un gol cuando faltan cinco minutos. Estos cinco minutos son más largos que cuando vamos perdiendo. Querríamos al final que nuestro equipo, hubiera hecho al principio el esfuerzo que nos hubiera librado de esta ansiedad.
Pero lo mismo ocurre en actividades de más largo plazo. ¡Quién no quisiera haber estudiado más cuando llega el examen! ¡Quién no quisiera haber disfrutado más cuando ya mañana termina la vacación! Imagino que también, al final final, querremos haber hecho algunos cambios al principio o durante. Y para eso todavía estamos a tiempo.