Operar todos nuestros modos

Un teléfono celular puede estar en modo de calculadora, o en modo de mensajes de texto. La mente humana también tiene diversos modos. En el modo de recoger información objetiva, se pregunta, se consulta a expertos, se revisa fuentes bibliográficas. En el modo de opinión, sintetizamos la información para ir moldeando nuestra posición con respecto al tema.

Ante determinados asuntos, conviene ponerse en modo creativo. Abandonar la lógica – muy buena para transitar por caminos conocidos, pero muy pobre para los desconocidos- . Cuestionar, imaginar una realidad distinta a la que vemos, cambiar supuestos, ver lo que ocurre cuando cambiamos esos supuestos, romper paradigmas. A esto se le llama “salirse de la caja”, caja construida en torno a nuestro pensamiento, por lo conocido, lo convencional, lo usual, lo de siempre. Es la hora de imaginar puentes que no tienen apoyo en ninguna de las riberas.

En el modo de toma de decisiones, ya se tiene la información, se sabe bien lo que se quiere lograr, se conocen las consecuenciasque queremos evitar y estamos comparando opciones, mirando caminos, valorando posibilidades para luego escoger. Siempre que se quiera lograr resultados, después de haber tomado la decisión, hay que ponerse en modo de ejecución. Arrollarse las mangas y aplicar lo que hemos decidido.

En el modo del darnos cuenta, hacemos contacto con nuestros sentimientos, con nuestros temores, con nuestros ideales, esperanzas y anhelos. Es la hora de los sueños, de lo que nos gustaría, de lo que nos apasiona, de lo que creemos que haría al mundo más vivible.

El modo afectivo es el modo de las caricias, de la cercanía silenciosa para recibir y mostrar aceptación, apoyo, consuelo y dulzuraa los demás. Y finalmente, en el modo de la trascendencia, nos reconocemos parte de un todo diferente, mayor, complejo, interrelacionado y nos disponemos a la responsabilidad, a la contemplación del misterio, al agradecimiento y a la alabanza.

Vivir integralmente, es vivir todos los modos.


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