Un sistema dinámico es una situación que varía en función de su estado previo. La población futura de un hato ganadero, dependede la población actual. Por eso la decisión de hoy -comprar vacas o venderlas-, es determinante.
La acción humana es un fenómeno dinámico. Consuélese el chico que tiene dificultades en primer año,pensando que en tercer año las cosas no tienen por qué ser de la misma manera. Las dificultades del primer año habrán transformado su capacidad para bregar con la dificultad.
Nos ocurre también de un minuto al siguiente. Cuando comenzamos a hablar, lo que decimos nos va abriendo opciones y lo que no visualizábamos al inicio, lo vamos expresando. Los alfareros –esta idea es de Mintzberg- terminan haciendo, no la vasija planeada sino la que emergió de la interacción, tipo de barro, humedad, velocidad del torno, pulso del alfarero. Controlamos unas cosas. En otras, estamos en las manos de lo que su dinamismo vaya produciendo.
Cuando pensamos, unas cosas llevan a otras, lo cual queda registrado cuando escribimos, que es una manera singular de pensar. No es igual verla venir que hablar con ella porque ambas cosas ocurren en momentos diferentes y el verla venir nos modifica. Haber pasado por donde asustan, nos transforma. Nos revela de lo que somos capaces. Nos fortalece. De ahí el valor de las dificultades. Aunque no recomiendo buscarlas, no es sano rehuirlas.
Nos cambia el tiempo y lo vivido. El chico que hoy hizo su primer trayecto en patines, se ha transformado neurológicamente. Lo mismo que el anciano que hoy envió su primer correo electrónico.
Cambiamos de opinión sobre las personas según las vamos conociendo y vemos la pendiente más empinada antes de iniciar el ascenso, porque cada paso nos transforma, lo cual debería ilusionarnos a dar ese paso,aunque sintamos que nos paraliza la incertidumbre. Moramos cómodos en lo rutinario y conocido. Pero es la apertura, la exploración, la incorporación de lo otro, lo que nos renueva.