Una persona que ocupa un cargo ejecutivo – jefa, gerente, ministra, director de escuela-desarrolla una acción cuyas raíces se encuentran en tres fuentes. En primer lugar,la chispa de su acción sale de su chasis emocional. Si es depresiva o proactiva, si es audaz o timorata, si es innovadora o rutinaria, su acción reflejará esos rasgos.
En segundo lugar, su acción viene conformada por la situación. Actuará distinto si es jefa de bomberos que si es director de una unidad académica. Distinto si es gerente de un hospedaje para ancianos que si es jefa de vendedores de una compañía de refrescos gaseosos.
En tercer lugar, influyen sobre la acción, los conocimientos que se tenga sobre técnicas de gestión. Es diferente el accionar de quien sabe incorporar el largo plazo en su gestión, seguir un proceso ordenado al decidir, sabe que es posible construir el camino hacia un acuerdo osabe incorporar a su acción el esfuerzo de otros.
Quien acciona desdelos conocimientos es un “teórico”. Si acciona desdela situación,es un activista. Si acciona desde su emocionalidad, es un temperamental.Acciona desde la emocionalidady la situación, el heredero impetuoso que cayó en la empresa sin formación. Hay quien tiene conocimientos yconoce la situación, pero carece de la chispa emocional. Es el cartesiano que explica muy bien lo que hay que hacer, y visualiza cómo aplicarlo a la realidad,pero carece del combustible para hacerlo. Y hay quienesaplican con vigor,conocimientos acertados a la situación equivocada.
El destino de los conocimientos formales sobre acción eficaz, es ser estrujados muchas veces porlas otras dos fuentes.Aun personas con entrenamiento formal cuando la situaciónlos demanda, se dejan arrollar por sus impulsos instintivos. Sobrevaloran la intuición. Se saltan las barreras de la objetividad porque se sienten retados o amenazados personalmente.Y entonces, olvidan con facilidadlos conocimientos que deben constituir la caja de herramientas de las personas de acción.