Los grados del leer

Hoy es más la masa de información disponible en artefactos de infocomunicación que la que nunca tuvimos impresa.

Hay distintos grados del leer. Ojear un escrito, familiarizarse con el índice y los subtítulos, no es propiamente leer, pero sínos deja gran fruto. Leer saltándose páginas es una buena práctica. Un libro no es un sermón sagrado que haya que escuchar con solemnidad. Es una propuesta del autor, a un lector libre e inteligente, que tiene el derecho de buscar y desechar. Leer un escrito completo es una forma de concederle al autor que se preocupó por armonizar los elementos de su mensaje.

Leer no es pasar los ojos por el texto. Así leen muchas personas. Toda lectura es un ejercicio de percepción y un ejercicio de cognición. Pasar los ojos por el texto es lo primero. Y es un milagro neurológico. Ilustrémoslo: cuando veo“aaiiccr” percibo dos vocales y una consonante repetidas y otra solitaria. Cuando el conjunto se reordena en “caricia”, percibo una palabra con sentido. Esa es la parte perceptiva.Si voy un paso más allá yno solo percibo la palabra sino que la “paso por la mente”, surgen evocaciones, aspiraciones, planes, lo cual es señal de que entendí.

Leer bien es apropiarnos cognitivamente de los contenidos; relacionarlos con lo que sabemos; hacer “comentarios internos” y depositar contenido y “comentarios” de manera que en su momento podamos accesarlos. Hacemos eso eficientemente cuando expresamos lo leído en nuestro propio lenguaje, lo cual anuncia que vamos a poder utilizarlo en nuestra realidad. Un amigo llamaba a esto “pasar los contenidos por el cuerpo”, en algunos casos hasta convertirlos en propósitos.

Lo descrito es estudiar. Quizá por eso se ha dicho “Nunca leáis, estudiad siempre” (Schopenhauer). Leer de esa manera es aprender. Y aprender es algo que hace cada uno en soledad. Los otros, maestros, tutores, compañeros, solo son estímulos.

¿Ha pasado usted esto por su cuerpo?


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