La gripe AH1N1 es un problema bien concreto. Sin embargo, imaginemos cómo se lo ve desde distintas perspectivas profesionales. Para un virólogo el tema interesante es si el virus va a mutar de manera que se aumente su malignidad. Un abogado podría preguntarse sobre si constituye un hecho punible que alguien que tiene el virus, ande circulando por ahí, poniendo en riesgo a otros habitantes.
Un arquitecto se preguntaría cómo se pueden acondicionar habitaciones de aislamiento en las casas comunes. Y un mercadólogo,en cuánto después de la gripe se irán a sostener las ventas de productos desinfectantes. Un estadístico se preguntaría por el punto de ruptura, más allá del cual, la epidemia se hace incontrolable. Veamos: si en una ciudad hay diez casos de gripe, la probabilidad de contagiarse es menor quesi hay diez mil. ¿A partir de cuántos casos la probabilidad de contagiarse es tan alta que todos estemos en riesgo?
Los economistas se preocuparán por el desembolso extra que están haciendo los hospitales o por el efecto en el gasto de la compra de productos preventivos. Y un antropólogo se preguntaría si la campaña publicitaria para mejorar los hábitos sanitarios, debe dirigirse a las madres o alos padres.
Nuestra manera de percibir está condicionada. Tenemos la inclinación a ver de preferencia lo que hemos aprendido a ver. Por eso, es importante ser más abiertos y estar dispuestos a enriquecer nuestro punto de vista, con el de otros que sepan ver de manera distinta. Desde nuestra perspectiva personal, nos parece que la forma cómo vemos las cosas, las características que descubrimos en los fenómenos y las soluciones que ideamos, son las correctas. Más prudente es pensar que aun lo más simple que ocurre delante de nosotros, es un fenómeno complejo; que varios ojos ven mejor que dos y que nuestro punto de vista podría estar equivocado o ser mejorable. Esto vale para esta columna, la gripe, la campaña política o la crisis económica mundial.