Modelos a cambiar

Nuestra eficacia, esto es, la capacidad para lograr metas que valgan la pena; y nuestra felicidad, dependen de nuestro comportamiento.Éste se fundamenta en lo que creemos, en lo que valoramos, o en lo que podríamos llamar nuestros modelos mentales.

Si pensamos que todo problema es una calamidad. Que es preferible el ocio al trabajo. Que toda crítica es un ataque, entonces nuestra manera de andar por el mundo, de interaccionar con los demás tomará una forma. Rehuiremoslos problemas, nos sentiremos muy mal los lunes y muy bien los viernes, y rechazaremos toda la crítica y la retroalimentación que nos quieran dar.

Si consideramos que es lo mismo imaginar que pensar, no nos preocuparemos por aplicar reglas de pensamiento que aseguren su eficacia. Y cuando dejemos volar la imaginación, creeremos que estamos pensando. Lo mismo cuando no hacemos la distinción entre argumentar o hablar. No toda hablada es un argumento. Y las reflexiones que hacemos a otros requieren de argumentos, no de habladas. La lengua, no es un instrumento de supervivencia, sino una facultad para irla perfeccionando, aumentándole la precisión y si fuera posible, la belleza.

Para quienes intentan promover el cambio en otros, es importante que sepan que no necesariamente las órdenes, los sermones, las habladas, producen cambio. No siempre que alguien se coloca frente a una pizarra blanca con un marcador en la mano, produce aprendizaje.

No siempre que leemos, estudiamos. Leer es ir consumiendo texto escrito. Estudiar es leer con la voluntad de aprender.

Las metas, los resultados han de ser logrados con calidad y no de cualquier manera. Con esmero, sin copiar, sin engañar, sin causar daño innecesario. Una cosa es saber y otra “jugársela”. La verdad debe ser cultivada aunque no haya peligro de que “nos agarren en la mentira”.

Ahí tenemos, una agenda de cambio, para renovar nuestros modelos mentales. El intento vale la pena. Es una agenda grande, perose puede empezar a trabajar en ella de inmediato.


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