Tuve la tentación en el pasado, de atribuir el mal desempeño de nuestra selección de fútbol, a fallas del espíritu nacional. De ahí daba un paso paraseñalar igual fuente a las deficiencias de la administración pública. Pero ahora encuentro hechos que contradicen esa interpretación.
Tengo cincuenta años de transitar por empresas en muy diversos roles. También he conocido de cerca las actividades de enseñanza de la administración de empresas. Conocí los tiempos en que los asuntos financieros eran inexistentes. Todo se reducía a obtener un préstamo del banco. O los tiempos en que no se hablaba de mercadeo. En los setentas tempranos, la única carrera de negocios del país, la de la UCR, no incluía ni finanzas, ni mercadeo, ni producción, ni comportamiento humano, ni estrategia.
En la mayoría de las empresas nunca se había hecho una “encerrona”, ni se hablaba de planeamiento estratégico. La calidad no era gestionable. Nunca se había realizado una fusión. Y nunca se había vendido una empresa.
Hoy las cosas han cambiado. En las empresas se encuentran jóvenes con excelentes niveles de capacitación, con un gran sentido profesional y en puestos de gran responsabilidad. Hace décadas, las empresas eran familiaresy unipersonales, lo cual quería decir que la administración superior estaba en manos del dueño y de sus hijos mayores. Hoy encontramos parientes trabajando en las empresas, pero se va difundiendo el conocimiento de que existen ventajas económicas en contratar el mejor talento, que no necesariamente es el de los parientes cercanos.
En ciertas actividades como por ejemplo las de servicios financieros, desde banca hasta puestos de bolsa y sociedades de inversión, el desarrollo técnico ha sido vertiginoso. Lo mismo que la actitud de servicio al cliente y el compromiso con la calidad, se han convertido en pilares estratégicos en muchas empresas.
No se cómo continuará la eliminatoria para el Mundial. Pero en cuanto a competir en el mundo globalizado, hay buenos signos.