El buen ejemplo

Hay varias formas de aprender un comportamiento. Una de ellas es el modelaje: se aprende a partir de la observación de modelos. Cuando el observador reconoce la funcionalidad del buen ejemplo, tiende a imitarlo.

El buen ejemplo, el comportamiento que aumenta la eficacia o el bienestar de una familia, un grupo de trabajo, una comunidad, es una contribución doble. Primero por lo que produce directamente y luego por que la imitación de los observadores, reproduce el comportamiento original.

Todos nos hemos beneficiado del buen ejemplo. Y hacemos bien en reconocerlo porque eso nos sensibiliza sobre la influencia que nuestras acciones tienen sobreotros. Pensemos en la cortesía. Posiblemente por medio del mecanismo del modelaje, la cortesía es contagiosa. Lo mismo que la solidaridad.

El buen ejemplo se puede recibir simplemente con admiración. O con admiración y elogio. O como un llamado, como una invitación. Pero hasta aquí, el buen ejemplo no se ha traducido en mejoramiento social, lo cual solo ocurre cuando respondemos afirmativamente. Cuando formulamos un propósito y nos ponemos en marcha.

El buen ejemplo es la mejor cátedra. Supera al sermón porque es palabra encarnada en acciones. Son obras que ponen de manifiesto la solidaridad o el amor y que no se han resignado a quedarse en el nivel de simples buenas razones.

Algunos prefieren el aislacionismo individual. Quienes en las familias, en las empresas y en las comunidades son ejemplo de solidaridad, de contribución, de conciencia de la trascendencia de su acción, no solo se abren hacia los demás, sino que asumentambién el papel de guía y modelo, lo cual es un elemento distintivo del liderazgo.

Hay que buscar el buen ejemplo. Analizar el valor social que tendría generalizar ese comportamiento. Luego seguirlo. Así, el modelo, el líder -ese chispazo singular- permanecerá aun después de su partida. Así daremos testimonio de que un día tuvimos la dicha de tenerlo entre nosotros.


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