Lo que no nos gusta hacer

Dados unos conocimientos y unas destrezas ¿Por qué hay cosas que no nos gusta hacer?

Hay razones profundas y no manejables, que hacen que algo nos produzca gusto, placer y hasta regocijo; que nos inclinan hacia ciertas actividades ¿Será lo que llamamos vocación? Algunas personas disfrutan relacionándose con otras. Otras prefieren la soledad. Unas se estimulan con los retos, otras se encogen internamente. Unas se sienten bien lidiando con el caos. Otras aceptan cualquier dificultad siempre que llegue ordenadamente.

Marcus Buckingham (“Lo único que usted debe saber”)dice que a fin de mantener el éxito individual, es suficiente descubrir lo que no nos gusta hacer y dejar de hacerlo.Ese consejo no va dirigido a una persona joven para que lo siga ciegamente. Tal vez a ella habría que decirle que busque lo que le gusta y lo cultive. Que se empeñe durante sus años de formación con lo que no le gusta, pero que reconozca apaciblemente sus fortalezas y sus debilidades. Y eso sí, que a lo largo de su carrera laboral, vaya aprendiendo sobre lo que no le gusta hacer y entonces, por ninguna remuneración,acepte posiciones en las cuales tenga que hacer cosas que coincidan con sus debilidades ni acepte hacer como parte importante de su trabajo, lo que le disgusta o le causa malestar.

Hacer lo que no nos gusta constituye una pérdida de energía; una fuente de mensajes que cuestionan nuestra idoneidad y desde luego, un motivo de frustración porque siempre obtendremos resultados mediocres.

Eliminar esas actividades eliminasus nocivas consecuencias y nos libera tiempo y energía para dedicarlas a aquello en lo cual obtenemos frutos abundantes.Nos da la oportunidad de especializarnos en lo que tenemos una ventaja comparativa.

Para tener éxito, el talento no es suficiente. El trabajo empeñoso tampoco. Esos dos elementos más un gusto profundo por lo que hacemos, es la fórmula mágica, la cual se traduce tanto en productividad, como en felicidad.


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