Se escucha con frecuencia entre los entendidos en educación que es importante dejar de evaluar a los estudiantes por los conocimientos que acumulan y darle importancia aldesarrollo de su capacidad de pensar.
Un amigo decía que buena parte de lo que llamamos pensar, es imaginar, fantasear. De ahí la broma que sigue después de que alguien dice “estuve pensando”: ¡Pensaba Einstein!Le replican burlones.
¿Se podrá enseñar a alguien a pensar? Hacer una carrera científica es aprender a pensar como científico. Pensar como científico es someter a prueba rigurosa lo que afirmamos sobre algunos hechos que hemos percibido. Si alguien no se atiene a los hechos, no es científico. Si ve los hechos pero solo los enumera, tampoco. Si formula un juicio sobre los hechos pero no lo somete a prueba, tampoco. Esa forma de pensar, se puede aplicar en el campo específico de una disciplina, o se puede transferir a otros campos, como los negocios o la política.
En las buenas escuelas de negocios, enseñan a pensar sobre los fenómenos de la empresa, lo cual en buena parte consiste en enseñar a detectar problemas, a distinguir sus causas, a señalar qué le exigimos a las eventuales soluciones, a formular soluciones creativas, a evaluar sus consecuencias y finalmente a tomar la decisión. Esto se hace, al igual que en el pensamiento científico, ateniéndose a los hechos. Y seleccionando cuidadosamente los que son significativos, para no perdernos en una gran cantidad de hechos que no tienen relación con el problema ni con su solución.
Una de las formas de aprender a pensar es seguir el curso de cómo piensa alguien, como cuando se lee un relato policíaco o una argumentación. O mejor, cuando presenciamos nuestra forma de pensar, como cuando jugamos “Clue” o “Master mind”. Pero lo mejor de todo, es razonar en voz alta bajo la mirada atenta y cálida de un buen tutor, empezando desde luego, como en la Academia de Platón,por la geometría de Euclides.