A un médico dedicado se le nombra jefe de una clínica. O a un investigador académico gerente de un programa. O un heredero se encuentra de pronto al frente de la empresa de su padre. Supongamos que los tres son páginas en blanco con respecto a la disciplina de la gestión¿Qué necesitarán para tener éxito?
Empecemos por decir que no solo necesitan conocimientos. Necesitan también destrezas, habilidades. Se puede haber leído un folleto sobre cómo conducir un automóvil, pero para ser buen chofer se necesitan esos conocimientos y la destreza para aplicarlos. Además, son necesarias algunas actitudes.
Si antes de “enviarlos a la guerra” tuviéramos que darles un par de consejos,¿Qué les diríamos ? Primero, que tengan claro para qué es y cómo funciona lo que van a gerenciar. ¿Qué es lo que produce? ¿Con qué lo produce? ¿Cómo lo produce? Una pulpería produce satisfacciones para los compradores, mediante la mercadería que adquiere en el almacén. Y las produce poniéndolas al alcance de los consumidores, en tiempo y espacio. Una buena escuela universitaria produce aprendizajes, mediante unos recursos didácticos –uno de los cuales es el profesor-. ¿Cómo? Creando un ambiente de aprendizaje.
Luego,que sueñen en qué es lo que quieren lograr. Y que sometan ese sueño al principio de realidad: ¿hay oportunidades de hacerlo? ¿Alguien necesita eso que queremos producir? ¿Contamos con los recursos para hacerlo?
Cada gerente debe tener una agenda de las tres o cuatro cosas que quiere lograr. Si la lista es de diecisiete cosas podemos sospechar que se va a enredar en los mecates.
El siguiente consejo es que haga un inventario de quienes pueden ayudar a lograr esa agenda, porque nadie y menos un gerente, trabaja solo. Sin aliados, sin colaboradores comprometidos, eficaces, es muy poco lo que se puede hacer.
Luego tendríamos que asegurarnos de que el gerente entiende la diferencia entre pensar y hacer. Que está convencido de que a base de parla no va a lograr nada. Que hay que arrollarse las mangas y ser concreto.