Cuánto falta

Saber que falta poco para llegar al objetivo, es un estímulo para seguir tratando. Pero no siempre lo sabemos. En algunos casos estamos como horadando un muro cuyo espesor no conocemos. Y en cada golpe sentimos la ansiedad de cuánto faltará para que nos empiece a llegar la luz del otro lado.

En medio de una negociación, vemos un caos de ofertas,peticiones, exigencias, rostros inexpresivos y suspicacias. Nadie se atreve a pronosticar que se llegará a un acuerdo y menos dentro de cuánto tiempo. Sin embargo, la experiencia nos dice que en un determinado momento las piezas van cayendo en su lugar y se produce algo como un torbellino positivo que lleva al acuerdo. Una hora antes de ese momento, no hay ningún indicio de que la solución está cerca.

Lo mismo ocurre cuando buscamos la solución de un problema. Todos los problemas empiezan siendo una nebulosa desagradable que nos dice que algo no anda como querríamos. Luego viene el diagnóstico y la búsqueda de soluciones, pero la situación sigue siendo problemática y no permite ver la salida. Una hora – un minuto- antes de encontrar la solución, todo es problema. Un minuto después, todo es alivio y claridad.

Hay una trampa cognitiva sobre la que tenemos que estar alerta y es que tenemos gran dificultad para visualizar el futuro porque de lo que tenemos experiencia es del pasado. En el conflicto, todo lo que conocemos son las manifestaciones del conflicto. Si las proyectamos hacia delante, no veremos indicios de acuerdo. Pero el acuerdo está ahí, en el futuro. En el problema, todo lo que vemos es problemático y si proyectamos hacia delante el pasado inmediato, solo veremos problema. La situación emocional y cognitiva nos impide pensar que adelante, posiblemente, habrá una solución.

Con esto en mente, conviene dar cada golpe, hacer cada intento, dar cada paso, tender la mano,con la ilusión de que podría ser lo último que falta para el éxito. La cima de la montaña podría estar más cerca de lo que pensamos.


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