Sueldo y algo más

Una de las doctrinas económicas más lúgubres, es la Ley de Hierro de los salarios: si los salarios suben, la gente se sentirá muy bien y muy segura, lo cual hará que tenga más hijos, los cuales aumentarán el número de trabajadores, lo cual por el juego de oferta y demanda, llevará los salarios hacia abajo. Posiblemente, en el siglo 19 en que se formuló ese concepto, las cosas funcionaban de esa manera. Los trabajadores eran solamente mano de obra: su fuerza, su músculo y no su talento, eran el factorque les daba productividad.

Hoy, la razón por la cual muchos trabajadores son productivos, es el conocimiento: expertos, técnicos, trabajadores especializados, innovadores, intra-emprendedores, son productivos no por su músculo, ni por las herramientas que están a su disposición, sino por su talento.

El trabajador genérico –el que hace lo mismo que pueden hacer otros cien- tiene que conformarse con su salario. El trabajador que ha acumulado ventajas competitivas, puede aspirar a remuneraciones adicionales. ¿Quiénes tienen ventajas competitivas? Imaginemos al experto en un proceso industrial muy sensible. O al vendedor que tiene establecidos sólidos vínculos con clientes importantes. O a quien encabeza una red de contactos de gran valor para la empresa. O al encargado de mantenimiento que se las sabe todas con respecto al equipo a su cargo.

El futuro traerá nuevas formas de remunerar ese trabajo de alto valor: bonificaciones, participación en las utilidades, participación en acciones preferentes, o en acciones comunes, “patentes” internas (“te vamos a pagar un royalty por este procedimiento que has inventado”), rentas (“mientras X sea cliente nuestro te vamos a pagar un porcentaje sobre las utilidades que genere”). ¿Estará por terminarse la dicotomía capital-trabajo? ¡Trabajadores del mundo –y estudiantes del mundo- , despabilaos! Que las reglas del capitalismo operan también para los propietarios del capital-conocimiento.


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