Ciudades disfrutables

No basta con educar para la productividad. Hay que educar la sensibilidad. Hay ciudades que son un montón de casas. Otras son un arreglo para que los habitantes puedan disfrutar del tiempo y del espacio, como parte de la armonía con que viven. Las ciudades que son ruidosas, sucias o incómodas, no lo son por falta de dinero, ni siquiera por falta de ideas. Lo son por falta de sensibilidad de sus habitantes.

El bienestar, según los economistas, se mide por el conjunto de bienes que se pueden adquirir en el mercado. La felicidad en cambio, va más allá. Se debe entre otras cosas a bienes que no se transan en el mercado, como el disfrute de una ciudadconfortable, donde se puede encontrar sosiego y disfrute.

Hay ciudades con servicios sanitarios públicos tan ordenados como los que tenemos en nuestras casas. Donde en vez de ventas ambulantes, encontramos pequeños cafés. Donde las campanas señalan con elegancia el paso de las horas. Donde los espacios permiten estar a solas en medio de la gente. Donde las fachadas se cuidan con esmero.

Una ciudad no puede ser grata si sus habitantes no la sienten como suya. Si la ven como un bien común, público, cuya explotación no tiene costo. Si tienen la creencia de que los bienes de todos no son de nadie. Entonces si el habitante es vendedoranunciará destempladamente sus productos sin pensar en el malestar que causa a los demás. Si es comensal dejará los restos de su almuerzo en el parque que lo acogió. Si es patinetista se deslizará haciendo piruetas sin considerar el temor que causa en otros.

Sin la sensibilidad de que la ciudad es de todos y para todos, la explotaremos hasta la depredación.La educación cívica, debe conducirnos a conocer la Constitución Política, pero sería muy eficaz si nos educara también para convivir confortablemente en la ciudad. Nos enseñará deberes y derechos pero nos llevará a plantearnos también el reto de cómo ser más felices en el disfrute de la ciudad de todos.


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