Lo trascendente

Al igual que las personas físicas, las empresas enredana veces la jerarquía de objetivos y olvidan las leyes de la acción humana. Piensan entonces que el éxito es la ganancia; que competir es combatir; que la imagen es preferible a la esencia; que el fin justifica los medios; que solo existe el corto plazo; que la eficiencia es más importante que la eficacia; que la viveza es superior al pensamiento; que las jugadas valen más que la solidez estratégica; que quitar la mirada de los problemas podría resolverlos; que alguien – supermán, el gobierno, el azar- podría venir en su ayuda.

En estos días de pausa conviene levantarla vista de las minucias del día a día para pensar en lo que va más allá, una forma de denominar lo trascendente.

En ese sentido, lo relacionado con la detección y desarrollo de las potencialidades de las personas que forman parte de la empresa, constituye uno de esos temas que van más allá. De esa gestión de desarrollo humano depende el éxito futuroy depende que las relaciones interpersonales pasen a estar regidas por la búsqueda del bien del otro y no ser simplemente aplicaciones de cómo ganar amigos e influir en las personas.

El éxito de la empresa depende también del grado en el cual se convierta en una proveedora de valor para usuarios y consumidores de sus productos. La investigación y el desarrollo de nuevos productos no han de verse como una fuente de trucos mercadotécnicos, sino como una búsqueda del mejoramiento de la satisfacción del consumidor o del usuario.

Toda empresa debería desarrollar una ética del trabajo de manera que con realismo, sus colaboradores entendieran que su trabajo va más allá, que constituye un acto de solidaridad con compañeros, familiares y clientes; que brinda una oportunidad de superación personal; que puede darle sentido a la viday que para algunos, podría convertirse en un acto de alabanza.


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