Podemos esperar que al igual que el año anterior, éste nos presente oportunidades. Cada uno de nosotros contará con un determinado tiempo y con una determinada cantidad de energía. Como tanto el tiempo como la energía son recursos escasos, limitados, es conveniente hacer un cálculo cuidadoso para asignar ese tiempo y esa energía a las múltiples opciones en que podríamos utilizarlos.
Una de las opciones es producir. Podemos producir ingresos dedicando horas al trabajo remunerado. Podemos producir arte si dedicamos horas a crear belleza comunicable. Podemos producir conocimiento para uso de otros si investigamos o a enseñamos. O para nuestro uso, si dedicamos tiempo y esfuerzo a leer, a estudiar, a pensar. Podemos intercambiar mensajes con sentido e intercambiar sinceras manifestaciones de afecto.Creer que solo es producción lo que se puede cambiar por un precio en el mercado, es una forma limitada de mirar al ser humano. Nuestro objetivo como seres humanos no es el ingreso sino la felicidad. No es la eficiencia ni la buena imagen,sino el pleno desenvolvimiento de nuestro potencial. El ser humano es trascendente. Va más allá de la biología, la economía, la política.
Podemos dedicar el tiempo al ocio improductivo, sin planes ni disciplina. El costo de ese ocio es lo que dejamos de hacer durante ese tiempo. Si en una hora se puede estudiar 10 páginas o hacer una buena sopa, el costo de tumbarse en una hamaca durante una hora es no adquirir esos conocimientos o no contar con la humeante sopa, lo que sea que el tumbado valore más. O podríamos dosificar el tiempo dedicado al ocio de manera que sirva para restaurar las fuerzas empleadas en otras actividades productivas y así en una combinación juiciosa de trabajo-descanso-trabajo, el descanso contribuiría a una mayor productividad. Una siesta de media hora, aumenta en unas dos horas el tiempo utilizable. Deseo a mis lectores buen juicio para utilizar su energía en el aprovechamiento de las oportunidades.