Repatriación de cerebros

La economía del conocimiento caracterizará al futuro próximo. Tendrá más valor lo que logre producir el cerebro educado que lo que logre producir el músculo desarrollado.

No se cuánto talento costarricense se ha llevado la fuga de cerebros. Ese talento constituye una oportunidad para este país: tenemos que repatriarlos. Pero no creo que sean repatriables físicamente. Tenemos que repatriarlos virtualmente. No creo que sea posible entusiasmarlos con que vengan a la mejor de nuestras universidades, la cual sin duda no les podrá ofrecer la infraestructura ni el apoyo del que ahora disfrutan. Quizá podríamos hasta igualarles la remuneración haciendo un gran esfuerzo nacional. Pero la producción del académico, del investigador, del profesional del conocimiento expatriado, depende estrechamente del micro-clima intelectual y tecnológico en el cual se encuentra, y que difícilmente podríamos recrear aquí.

Una solución parcial, y quizá la única a la que podamos aspirar a corto plazo, es conectar a esos costarricenses en una red y crear algo así como el Colegio de Costa Rica Virtual. Crearíamos al interior del país una red de pupilos del Colegio, formada por las decenas de personas que podrían beneficiarse directamente del contacto con los cerebros expatriados. Los organizaríamos por temas o especialidades y promoveríamos su articulación como grupo. Este sería el lado de la demanda. En cuanto al lado de la oferta, pediríamos a los expatriados que de tiempo en tiempo den una charla sobre su especialidad. Que establezcan un servicio de alerta, según el cual enviarán información sobre su especialidad, desde noticias significativas del campo, hasta la información bibliográfica que usualmente reciben. Se les asignaría una suma para que pudieran gestionar información o contactos que miembros de la red local demandara. Y se les pediría que fueran reclutando y conectando a la red a algunos de sus colegas y amigos no costarricenses.

Una forma sencilla de crear una eficaz palanca.


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