El tiempo de la otra persona merece respeto. Ir al grano, aterrizar, concretar son buenas prácticas. Claro está, después de unos minutos de construcción de un vínculo, de establecimiento orestablecimiento de la confianza,latente por el no haberse visto en algún tiempo.
Muestra sensibilidad quien se preocupa por el tiempo de la otra persona, por ejemplo, estableciendo de antemano de qué duración será la reunión. Haciendo un pequeño apunte de qué es lo que quiere tratar con ella y cuáles son los objetivos de la entrevista. Llegando puntualmente a la cita, lo cual no es llegar a las ocho para la cita de las ocho sino un poco antes.
Existe el prejuicio de que si quien otorga la entrevista dispone de una hora, liquidar el asunto en mucho menos tiempo es algo así como una falta de cortesía. Eso no es correcto. Esa persona nos agradecerá el tiempo que le permitimos ahorrar. De acuerdo al caso, serán preferibles un telefonema o un correo electrónico en vez de la visita.
Es importante estimar con cuidado el tiempo requerido. Muchas personas piden cinco minutos para plantear un asuntito y no se han puesto a pensar en cuánto tiempo realmente necesitan. Ninguna reunión o entrevista debería estar planeada para más de una hora.
También es una falta de sensibilidad con el tiempo del otro, el apresuramiento según el cual se intenta tratar en cinco minutos lo que requiere quince. Cada persona tiene derecho a sus pausas y diferentes asuntosrequieren ser tratados a distinto ritmo.
Los que otorgan la entrevista a veces computan como tiempo “gastado” en ella, el tiempo que han utilizado para llamadas propias y para admitir interrupciones de su interés. El visitante merece el respeto de la atención plena. El resultado de la entrevista se puede perder cuando habiendo llegado a unas conclusiones, ambos participantes salen con una versión distinta. Conviene terminar toda reuniónverificando las conclusiones o acuerdos y agradeciendo el tiempo y la atención obtenidos.