En las empresas, el lenguaje bonito, hace que la realidad se vea vaporosa, sin ribetes precisos. Escuchar que se está remozando el grupo de trabajo puede significar que los anteriores participantesno tenían ni idea. O cuando escuchamos que se tienen que revisar las premisas del plan, podrían querernos decir que las anterioresestaban totalmente equivocadas. Escuchamos decir a un jefe de departamento que ellos no tienen mucho contacto con los de tal otro y nos quedamos preguntándonos si lo que nos quisieron decir es queno los pueden ver ni pintados.
Así cuando colaboradores del área de producción dicen que tienen un enfoque diferente a los de mercadeo, podría ser que nos quisieran decir que están totalmente en desacuerdo con ellos. ¿Qué hacer entonces para disipar los vapores que cubren la realidad? Si somos el que escucha, tenemos que adquirir la disciplina de preguntar incansablemente y críticamente. Hay que ejercitar la suspicacia para no aceptar como realidad esas descripciones maquilladas.
Si nos informan que al proyecto le falta alguna información básica, indaguemos si andan buscando dos o tres elementos o si lo que ocurre es que todavía no saben muy bien cómo es la cosa. Lo mismo que cuando nos dijeran que están rediseñando el plan de acción, escarbemos el asunto a ver si lo que ocurrió es que iniciaronlas acciones y fracasaron.
Para el ejecutivo que da cuentas a sus superiores es más confortable decir que el entorno no ha reaccionado como esperaba, que decir que le salió el tiro por la culata. O queda mejor contarle al jefe que hicimos un focus group de usuarios, en vez de confesarle quevinieron a vernos unos clientes muy enojados. Es preferible decir que el margen de ganancia real es ligeramente inferior al estimado que aceptar que estamos perdiendo hasta el modo de andar.
Si somos el que habla, respetemos la palabra, no adulteremos la verdad, no manipulemos al otro ocultándole la realidad ynegándole así la posibilidad de formarse un juicio o tomar una decisión.