La hora del hombre

Rómulo Gallegos relata en “Doña Bárbara” esta escena: El doctor Luzardo irrumpe revólver en mano y obliga a los Mondragones a rendirse y a prenderle fuego a la casa ubicada con irrespeto a los linderos de su propiedad. Luego con un disparo anula el esfuerzo de El Tigre por resistirse. Y finalmente hace que el otro hermano acepte someterse diciendo que no hay que resistirse, que“cada hombre tiene su hora y el doctor Luzardo está gastando la suya”.

Cada hombre tiene su hora en el amor, en la acción, en el servicio, cuando se da cuenta de que es insustituible y se sobrepone a una como fantasía que nos seduce a veces y que dice que si no hacemos lo que tenemos que hacer, alguien lo hará. Pienso que la eficacia de algunas personas se deriva de la convicción de que lo que se lesha encargado hacer, o se espera que hagan, debe ser hecho sin más.

Estamos muy acostumbrados a ser parte de una lista en la escuela, de una planilla en la empresa, lo cual nos lleva a vernos como individuos solamente. Y somos más que eso. En una piara, cada uno de sus miembros es un individuo. Nosotros somos personas. Por eso, las circunstancias que van acompañando el trayecto de nuestra vida, tienen un alto potencial. Para el miembro de la piara, aprovechar o no aprovechar circunstancias, tiene consecuencias solamente biológicas: comió, se reprodujo, engordó, lo procesaron.

Nosotros no tenemos idea de las consecuencias que podría tener vivir una circunstancia de una manera o de otra. Si Einstein hubiera sido un play boy en una estación de esquí o Freud hubiera seguido su afición por la arqueología,la historia que conocemos sería distinta. Colón pudo haberse devuelto ante la resistencia de sus marineros. Y Juan Rafael Mora pudo haber pensado más en su tienda que en enviar un ejército expedicionario a Nicaragua.

Nunca sabemos cuándo una circunstancia, vivida de una u otra manera, podría producir un resultado impactante en nuestra vida futura, por tanto, hay que estar siempre alerta.


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