Prefiero la palabra movilización porque a la palabra motivaciónse le han adherido conceptos perniciosos. Nos parece que la motivación es algo que alguien le hace a otro para que haga algo. Lo cual se ajusta perfectamente a la forma como opera un juguetito a control remoto: el niño le da órdenes para que se mueva hacia acá o hacia allá.
Los seres humanos somos diferentes. Cierto que hay elementos externos a nosotros que nos hacen movernos para allá o para acá. Cierto que hay personas que hacen cosas a las cuales respondemos en una u otra forma. Pero nuestra diferencia esencial con respecto al juguetito a control remoto es que tenemos la posibilidad de elegir si respondemos así o asá.No nos hagamos ilusiones. No tenemos libertad total. Hay miradas ygestos que nos ponen agresivos o que nos suavizan el corazón. Ante esos estímulosno tenemos libertad. Pero tampoco nos pongamos fatalistas: no somos esclavos de todo cuanto ocurre a nuestro alrededor. Los seres humanos podemos ponerle al mal tiempo buena cara y no hacer como los animalitos que solo pueden ponerle al mal tiempo mala cara.
Creo que nos movilizan los retos. Hay en la fibras profundas de nuestro ser, un impulso a lograr cosas. El reto, silencioso, solitario, convoca nuestra energía. No se trata de que queramos quedar bien ante la gradería, o quedar anotados en el salón de la fama. El reto puro y simple nos llama. En esto por cierto, hay un campo amplio de posibilidad de crecimiento personal y de diversión en este deporte privado. Aprender un término, afrontar una dificultad, suspender el disfrute de un placer, disciplinarnos en el uso del tiempo o de otros recursos, sostener el esfuerzo un minuto más, callar eso que explota en nuestras garganta, o repetir en beneficio de otros eso que estamos cansados de repetir, dejar pasar por alto eso que no vale la pena o comprarnos el pleito en algo que sí la vale, son formas de ejercitarnos en este deporte íntimo.