Hoy ya podrán salir a la luz las conversaciones que se han venido haciendo en la intimidad de los partidos, sobre el reclutamiento de los miembros del equipo de gobierno. Habrá que ponerle velocidad a los arreglos en los bufetes y empresas para enfrentar la ausencia de las personas que ocuparán puestos en la nueva administración.
Quienes ocupan puestos de gobierno, sentirán la ansiedad de tener que entregar el despacho en los próximos meses. Supongo que cuando se trata de hacer entrega del puesto a una persona de otro partido hay que esmerarse mucho en entregar “cuentas claras”, en explicar los pendientes. ¡Cuidado con la tentación de desaparecer documentos, apuntes, notas, porque en este mundo tan informatizado, no sabemos cuánta huella han dejado en cuántos sitios!
A muchas personas el corazón se les acelerará cada vez que suene su teléfono. “Ahí está la oficina del candidato para ofrecerme el puesto con el que sueño ”. La mayor parte de las llamadas será de los amigos: unos con buena y otros con mala intención, llamarán preguntando si ya te llamó “el hombre”.
Hoy, otra vez volverán a aparecer doscientos compañeros de colegio que recordarán haber compartido la merienda con el presidente electo y haber ido todas las tardes a hacer las tareas a su casa.
Y desde luego, muchos audazmente y sin vela en el entierro, iremos imaginando lo que hay que hacerpara no perder –también- estos meses antes de la toma de posesión. Ypara evitar -según las vísperas-que el Poder Ejecutivo siga permitiendo o auspiciando nombramientos y aseguramiento de posiciones.
Estas semanas, reforzados por la votación favorable, los nominados sentirán que son los buenos; reconocerán cuán sabios son los electores y jurarán que la voz del pueblo es la voz de Dios. Harían muy bien en recordar que es más fácil obtener un puesto que conservarlo y que lo más difícil es desempeñarlo con merecido reconocimiento. Para lo cual es necesario alguna técnica y alguna ascética.