Ahí vienen los chinos

Escuché en la televisión alemana al señor Heinrich von Pierer del Comité Asia Pacífico, el cual explora las posibilidades de la empresa alemana para inversiones y coinversiones en China. Es experto en asuntos de negocios con China. Y como el resto de los espectadores y estudiosos de estos asuntos, está viendo las dificultades que para su país representa el explosivo desarrollo chino.

El señor von Pierer dice en la entrevista que “nosotros –alemanes- deberíamos hacer mucho énfasis en entrenamiento e innovación”.Y esto suena más acorde con los tiempos que pedir que se eleven los impuestos de importación de los productos chinos.

Nosotros costarricenses, con TLC o sin él, también deberíamos hacer énfasis en entrenamiento e innovación. De algún lugarvendrá competencia. De alguna manera surgirá competencia para lo que hacemos hoy. Y esto se traducirá en el peligro de que nuestro puesto de trabajo desaparezca o enfrente exigencias mayores que las que tiene actualmente. Pensar que ese momento no llegará, es un mal enfoque. Preparémonos,porque cuando llegue, las personas que podrán enfrentarlo mejor serán aquéllasque tengan más destrezas que sus compañeros de trabajo, quienes sepan hacer más cosas o las sepan hacer de mejor manera. Y también quienes tengan mayor disposición a adoptar lo nuevo y si fuera posible a crear lo nuevo, que en eso consiste la innovación.

No esperemos a que nos entrenen. El entrenamiento no consiste solo en que nos envíen a un curso de una semana. Hay oportunidades de entrenamiento en la empresa. Cada persona que se interesa por el puesto del compañero, se está entrenando. Si se interesa en aprender sobre otros equipos, otras tecnologías, otros procedimientos, otras normas de calidad, se está entrenando. Hace décadas, no enviaban a nadie a entrenamiento. Quienes querían progresar en la empresa, se quedaban después del trabajo viendo, aprendiendo, preguntando. Tal vez está volviendo ese tiempo. Y en cuanto a la innovación, deberíamos cuestionar el temor a fracasar, el cual nos impide intentar. Conviene recordar que se fracasa en el cien por ciento de lo que no se intenta.


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