El efecto topador

La persona que se lleva unas naranjas de su árbol, le quita a usted esas naranjas para consumirlas ella. El antisocial que sustrae un aparato electrónico de nuestra propiedad, no nos priva de ese bien para contar él en su casa con otra grabadora u otro televisor. Lo sustrae para venderlo. La primera falta es de menor gravedad que la segunda. Es más, la segunda falta, implica realmente dos delitos, el de la sustracción y el de la receptación, que es el delito que comete el topador que compra el aparato sustraído. Si no hubiera topadores,bajaría la frecuencia de los robos.La “ganancia” del topador se origina en que quien cometió el delito original tiene urgencia por deshacerse de los bienes y los vende baratos.

Hace unas semanas en este periódico se nos hablaba de una técnica para combatir tumores malignos. Un tumor maligno es un crecimiento celular que visto desde la perspectiva del tumor, es muy exitoso, pero visto desde la perspectiva del organismo al cual ataca es muy dañino. ¿Cómo hacer para que no crezca un tumor maligno? La respuesta que daba la nota periodística está basada en el concepto de angiogénesis (angio= arterias; génesis= formación). El tumor según va creciendo, como todo tejido vivo, demanda irrigación sanguínea. La irrigación llega através de arterias que se van creando, igual que se crean cuando mediante el ejercicio físico vamos desarrollando masa muscular. Si se corta la irrigación, si de alguna manera se bloquean las arterias correspondientes, el tumor languidece, deja de crecer, desaparece como amenaza.

Una empresa, una familia, un país, también tienen crecimientos tumorales; prácticas o costumbres que le van quitando energía a objetivos superiores. Imaginemos una unidad de trabajo donde el jefe acepta que sus colaboradores le traiganproblemas en vez de exigir soluciones. Cuando al colaborador no le sale algo, en vez de buscar cómo corregir su trabajo, va donde el jefe a decirle,jefe, no salió bien esto, ¿Qué hago? El jefe que produzca unasolución, se ha convertido en “topador”, porque está aceptando que se sustraiga energía de donde es productiva hacia donde no lo es.Amparados en ese comportamiento del jefe muchos de sus colaboradores llegarán con muy buenas maneras a pedirle que él les haga parte de su trabajo. Lo mismo ocurre en una unidad de trabajo donde en vez de exigir mejoramientos de lo que no anda bien, se aceptan excusas al respecto. Ahí está creciendo una costumbre que hará que buena parte de la energía no se aplique a buscar medidas correctivas sino a buscar excusas ingeniosas, convincentes. Las excusas solo le hacen bien a quien quiere salir del paso. Por eso la señora que es jefe de esa unidad, debería desalentar –dejar sin irrigación sanguínea- la costumbre de las excusas. Debería interrumpir el efecto topador.

Como grupo social también tenemos unos crecimientos que nos roban eficacia. Pensemos por ejemplo en la impuntualidad, en la falta de precisión con la cual nos expresamos, en la falta de perseverancia, en la aceptación de lo que no es excelente. Hay que luchar una y otra vez por hacer desaparecer esos rasgos de nuestra manera de ser. Pero lamentablemente a veces somos “topadores”. Somos “topadores” cuando resignadamentepensamos que esos rasgos son un producto de nuestra geografía tropical o de nuestra ascendencia latinao de nuestras creencias religiosas y mucho más, cuando de manera superficial casi nos parece que se trata de rasgos folklóricos, que conviene sostener como manifestaciones autóctonas, pintorescas, al igual que las carretas pintadas, los tamales o el picadillo de arracache. La no aceptación generalizada sin tregua, sin concesiones, firme, silenciosa, avisada, compartida, reforzada, de esos rasgos, los irá haciendo desaparecer por falta de irrigación, de aliento, de estímulo.


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