Exámenes de incorporación

En la empresa, una alta proporción del tiempo se dedica a resolver problemas. Plantearse problemas e imaginar soluciones es una buena gimnasia mental para todos. Ver las limitaciones de una solución, también lo es. Porque muchas veces, enfrentados a un problema, nos agarramos – sí, con garra- a la primera solución que aparece. A esto alude el consejo de que “no hay que agarrarse de un clavo ardiendo”.

Escuché en un desayuno de Radio Universitaria a dos distinguidos médicos hablar del problema que representa la gran cantidad de estudiantes de medicina,manifestardudas sobre la calidad de los que se egresan de algunas universidades y exponer los problemas de congestión que se producen en los hospitales para otorgarles plaza para hacer su internado. Una de las soluciones que se mencionó, es la de darle al Colegio de Médicos la responsabilidad de examinar a todos los graduadosy como resultado de ese examen decidir quiénes son los que pueden ejercer la medicina.

En principio es útil la solución de darle a los colegios la potestad de decidir por examen quiénes pueden ejercer como profesionales y quiénes no, pero tiene elinconveniente de que de esa manera la sociedad le otorgaría a un ente que representa a los profesionales,el poder de controlar la competencia: si los miembros de los colegios profesionales fueran ángeles, nunca se les ocurriría pensar en las ventajas que obtendrían al ejercer una profesión donde compitieran menos colegas. Pero como no son ángeles, podrían tener la tentación de hacer exámenes muy difíciles para no tener tantos competidores, con lo cual no solo controlarían la competencia presente sino la futura porquedesalentarían a las personas jóvenes que quisieran estudiar la respectiva carrera. Esto, sería perjudicial para la sociedad.

Ese inconvenientetiene una solución que además seríabeneficiosa para la sociedad. Supongamos que dos personas son dueñas de varios muebles y enseres y quieren repartírselos sin que nadie sienta que “salió tirado”.Una regla muy sabia es proponer que una de las personas confeccione dos grupos de bienes que le parezcan equitativos y que la otra escoja primero. Si alguienconfecciona los grupos y tiene prioridad para elegir, tendrá la tentación de confeccionar un paquete que le convenga y luego elegirlo. Decimos que la regla de que una confecciona, y la otra elige, introduce el autocontrol y produce decisiones armónicas. ¿Cómo se aplicaría esto a los exámenes de incorporación?Los estudiantes temerían que los exámenes elaborados por el colegiofueran excesivamente puntillosos, que no tuvieran como objetivo los contenidos más gruesos de la profesión sino los detalles, las notas de pie de página, las excepciones que nunca ocurren. Los miembros de los colegios que confeccionaran los exámenes, quienes no serían ángeles, podrían tener la tentación,“en defensa de la calidad académica”, deformular unos exámenes indebidamente rigurosos haciendo realidad los temores de los estudiantes. Una solución sería, que los mismos exámenes que se hace a los nuevos graduados de las universidades, les fueran hechos a un cierto porcentaje de profesionales, quienes de no aprobarlos, serían suspendidos en el ejercicio de la profesión. Eso beneficiaría a la sociedad porque obligaría a los profesionales en ejercicio a mantener sus conocimientosal día y además, introduciría elementos de autocontrol, de equilibrio y de armonía en el colegio que formula los exámenes, porque suspender a un colega tiene unas consecuencias más complicadas que no admitir a un joven postulante. Un colegio facultado para negar el ejercicio profesional es un ente de poder. Cuanto más equilibrado, razonable, armonioso sea el ejercicio de poder de los entes que lo tienen, mejor para las personas que conforman esa sociedad.


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