La economía es una disciplina quesirve para mucho más que para explicar por qué los chiles dulces se ponen tan caros en diciembre. Podría servir también para examinar las causas que afectan la creciente delincuencia y para orientar sobre algunas soluciones. Dice Gary Becker, Premio Nobel del 92,que los delincuentes, lo mismo que las personas que respetan la ley, obedecen a incentivos. Y que el dedicarse a la delincuencia sigue los mismos procesos de motivación y decisión que el dedicarse a la ingeniería. Si las remuneraciones de los ingenieros caen, menos jóvenes se matricularán en esas carreras y viceversa.
Cuando uno compra un número de cien posibles, para una rifa, la probabilidad que tiene de salir favorecido es de uno en cien, un centésimo. Si el premio es de cincuenta mil colones, se dice que el valor de esa rifa, es de un centésimo de cincuenta mil colones o sea quinientos colones. Nadie en su sano juicio debería pagar más de quinientos colones por un número para esa rifa. Para el delincuente, también opera este razonamiento, pero un poco modificado. Cuando esa personada un carterazo y se embolsa veinte mil colones, ya obtuvo el premio en la rifa. ¿Y cuánto paga por el numerito?El costo que tiene para un delincuente dar un carterazo es el tiempo que le corresponderá estar encerrado, en caso de que lo capturen, multiplicado por la probabilidad de que lo capturen. Entonces, si la probabilidad de que lo capturen es baja y la pena que le impondrán es baja, para el delincuente es un buen negocio participar en esa “rifa”. Supongamos que si lo capturan pasa seis meses en prisión y que la probabilidad de que lo capturen sea una en un millar, entonces por los veinte mil colones del carterazo, lo que está arriesgando es un milésimo de ciento ochenta días en prisión, o sea un poco más de cuatro horas de detención, o sea que está “vendiendo” sus horas de “trabajo” en algo así como cinco mil colones la hora. Esto explica entonces una de las razones por las cuales se nos han vuelto tan inseguras las ciudades: un licenciado universitario tiene un salario mínimo de un poco más de mil colones por hora, ypara lograr esa condición ha tenido que dedicar a sus estudios unos cinco años muchas veces a tiempo completo.
Los economistas hablan de deseconomías externas para denominar los perjuicios que una actividad puede causar. Por ejemplo, si las emanaciones de una fábrica perjudican los cultivos de flores del vecindario. O si el ruido de una industria obliga a modificar los ventanales de las viviendas. En el caso de la delincuencia, las deseconomíaslas vivimos todos. Son las rejas, guardas, perros, armas y alarmas que nos vemos obligados a utilizar. Son las restricciones a la circulación que nos vemos obligados a adoptar (“por tal parte no se puede pasar después de las diez”). O la incertidumbre que sentimos cuando se retrasan los hijos que habían quedado de regresar a tal hora. O el sentimiento deimpotencia de enterarse de que también a fulanito lo asaltaron. O el temor con que circulamos por ciertos lugares. O lo que es más irritante aún, el temor con el que circulamos por nuestro propio vecindario, sabedores de que en cada casa hay un perro que nos podría hacer daño.
Eso hace que parezca una buena política de gasto público el dirigir recursos a la actividad policial, tanto a personal como a tecnologías y equipo, para que aumente la probabilidad de la captura. También contribuirá alaminoramiento del problema el endurecimiento de las sanciones. Becker sugiere también, que puesto que en su país son los jóvenes quienes más se dedican a la delincuencia, se flexibilicen los salarios mínimos para jóvenes sin entrenamiento, porque eso reduciría el desempleo.