La aceptación de sí mismo

Dice Warren Bennis, un experto en temas de liderazgo, que uno de los rasgos característicos de las personas que sonlíderes, es la aceptación de sí mismas. Afirma que cuando una persona es lo que es y lo acepta así, ya no tiene que actuar para la gradería, y entonces puede expresarse, dejar brotar lo que auténticamente brota de ella misma, sin manipulación, sin maquillaje, sin afán de “impresionar”. Esto, dicho para quienes lideran o quieren liderar empresas, grupos, países, se puede aplicar casi sin modificación a las personas que sólo están interesadas en dirigirse a sí mismas, viviendo vidas autónomas, maduras. A personas que quieren dar su propio “do de pecho” y no el do de pecho de Pavarotti.

Siempre que he expuesto este tema en grupos de desarrollo, surge la cuestión sobre si esa aceptación es lo mismo que la resignación. El concepto de resignación tiene mala prensa. Es una actitud que a uno le parece pasiva, negativa. Se asocia con dejar de intentar, con abandonar el impulso de mejoramiento, con impotencia, con abandono de la lucha. ¿Cuál será la diferencia entre aceptación y resignación? Hay dos conceptos muy ricos que podrían ayudarnos a ver la diferencia. Hay situaciones estáticas y situaciones dinámicas. Pensemos que nos piden describir cuidadosamenteuna locomotora y describir un frijol que recién ha germinado.Uno puede tomaraños paradescribir la locomotora y siempre la descripción estará correcta, porque la locomotora es la misma hoy y dentro de diez años. Pero si no completamos de prisala descripción del frijol germinado, pronto pasará de ser una matita de diez centímetros a ser una mata adornada con puriscas, y luego decorada con vainicas. La locomotora, como objeto, es estático. La matita de frijol es dinámica: es mañana algo distinto a lo que fue hoy.

La resignación es la aceptación de una situación como si no hubiera ninguna forma de cambiarla. Es falta de realismo no aceptar la edad o el nivel educativo que tenemos. Pero la edad tenemos que aceptarla con resignación, ya que no hay nada que hacer al respecto, no así el nivel de educación, porquesiempre tenemos la posibilidad de mejorarlo. El nivel educativo es un dato dinámico: dentro de un año podrá ser superior dependiendo de dónde se encuentra hoy y de lo que se haga durante el año. Según esto, es importante diferenciar entre lo que es posible cambiar y lo que no es posible cambiar. Pero aquí enfrentamos otro problema y es que no todo lo que es posible cambiar es probable que lo cambiemos. Si Ud. tiene treinta años, puede aprender a bailar tango si se lo propone. Pero aunque es posible que se entrene para ser astronauta, es muy improbable que lo consiga. De manera que aceptarse a sí misma requiere que la persona haga una distinción entre lo que es posible y lo que es probable. Hay cosas difíciles, lo cual no debe llevar a afirmar que son poco probables. La dificultad sólo se convierte en improbabilidad, cuando nos desalientapara intentar.

Una clara conciencia de lo que es posible lograr y de lo que no es posible es una señal de prudencia. No podemos lograr todo lo que nos proponemos. Entretenerse pensando quesi nos lo propusiéramos podríamos hacer tal o cual cosa admirable, me recuerda el “teorema del punto gordo”. Según Euclides, desde un punto fuera de una recta sólo se puede trazar una perpendicular a esa recta. Esa es la realidad de las geometrías euclidianas.Sin embargo unos estudiantes enunciaron esa afirmación de esta manera: desde un punto fuera de una recta se pueden trazar muchas perpendiculares a esa recta, dependiendo de lo gordo que sea el punto y de lo listas que sean las perpendiculares. Reconocer que no hay puntos gordos ni perpendiculares listas, es algo que contribuye a nuestra aceptación de la realidad.


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