! A los chinos, la productividad ¡

El próximo 4 de junio la Sele jugará contra China en Corea.Si queremos “celebrar, carajo”, tendremos que prepararnos con esmero. Si fuéramos Guima o alguno de los jugadores, sería un camino equivocado empezar a decirnos frases arrogantes: esos chinos no nos vanver ni el arranque; apenas hace tantitos años que juegan futbol. También sería equivocado decir que ya hicimos lo que pudimos y que lo que vendrá,vendrá. O esperar que la suerte nos ayude. Estamos ante un desafío que requerirá de forma física, preparación técnica y buen espíritu.

Otro desafío está en marcha. Una noticia económica que me llegó a través de un servicio de Banex, dice que la productividad de la mano de obra en Latinoamérica hace unos diez años estaba creciendo a un seis por ciento. Eso quiere decir que por ahí de 1990, los trabajadores latinoamericanos que un año producían cien camisas o engordaban cien pollos, al año siguiente producían ciento seis camisas o engordaban ciento seis pollos. Año con año se las arreglaban para aprender y mejorar. Ese aumento de productividad permite a las empresas crecer. Entonces al empresario que produce camisas le resulta interesante abrir otro taller y crear unos cuantos nuevos empleos. De una cierta manera, cuando la productividad de los trabajadores crece, es posiblecrear nuevos empleos.

La noticia sigue diciendo que ahora en Latinoamérica el crecimiento de la productividad de la mano de obra anda en menos de un dos por ciento. Año con año, en vez de aumentar en seis camisas o en seis pollos lo que cada persona produce, se ha aumentado sólo en dos. Y eso reduce el entusiasmo de las empresas por crear más puestos de trabajo, lo cual trae desocupación y todo lo que sabemos que viene a la cola de la desocupación.

Por su parte, los trabajadores cuya productividad disminuye, pierden la posibilidad de tener salarios reales crecientes. En el mundo hay más trabajadores que propietarios de empresas. Un mundo más feliz es uno con mucha oportunidad de trabajo con salarios reales cada vez mayores.

La baja en productividad es además preocupante porque en poco tiempo competiremos con países como China, que muestra crecimientos superiores. Y este partido con los chinos, a diferencia del otro, no duraránoventa minutos, sinodecenios. Y lo que está en juego es que pueblos más productivos pueden ir teniendo más educación, más investigación, mejores sistemas de salud, mejores orquestas sinfónicas, hasta mejores programas de promoción del deporte.

Lo más interesante es que cada uno de nosotros como trabajador, tiene algo que contribuir en este esfuerzo por la productividad de la nación: Si utilizamos bien el tiempo, las materias primas, los equipos, si convertimos la calidad en una obsesión. Si estamos siempre en busca de mejores maneras de desempeñar nuestro puesto, si no nos encerramos en nuestro puesto y tenemos los ojos abiertos a lo que se pueda mejorar en otros puestos, en otros departamentos, en la empresa entera. Si en vez de mirar todo cambio como una molestia, nos sumamos con entusiasmo a los nuevos métodos que la empresa quiere establecer. No hay contribución menospreciable. Toda mejora cuenta. Durante la Segunda Guerra Mundial, en los Estados Unidos, en los hogares se guardaba la grasa del cerdo, un poquito cada día,la cual luego se entregaba como contribución al esfuerzo de guerra, lo mismo que en granjas y talleres se recogía cuidadosamente todos los desechos metálicos, grandes o pequeños,que pudieran convertirse en vehículos o armas. A las naciones grandes las ha hecho grandessu determinación.


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